Analistas Económicos de Andalucía tenían ayer dos noticias. Una buena y otra mala. ¿La buena? Que la crisis ha tocado fondo. ¿La mala? Que el paro seguirá creciendo, de forma más moderada, eso sí, y esta destrucción del empleo se mantendrá, como mínimo, hasta la segunda mitad del año 2011. Y entonces no es que se empiece a crear puestos de trabajo, sino que, al menos, la situación se mantendrá estable.

A lo largo de este año, la cifra de desempleados seguirá incrementándose, aunque a menor ritmo (en el cuarto trimestre del año crecerá alrededor de un 6,5% frente al 14,5% registrado en los primeros meses de 2010). Esto significa que, sumando este incremento moderado y el avance de la población activa, motivado por la mayor incorporación de mujeres al mercado laboral y al repunte de los activos extranjeros, la comunidad andaluza finalizará el año con una tasa de paro del 28,1%, que equivale a 1,1 millones de parados.

Según Felisa Becerra, coordinadora del informe de previsiones económicas correspondiente al verano de 2010, estas previsiones en el empleo estarían ligadas a las relativas al Producto Interior Bruto (PIB). Analistas Económicos espera un descenso del mismo en el presente año cercano al 0,5%, mientras que para el próximo ejercicio se prevé un avance positivo, pero «muy modesto», que se situaría por debajo del 1%.

Por su parte, el consejero delegado de este organismo del Grupo Unicaja, Francisco Villalba, precisó que no será hasta 2014 cuando se alcancen unos niveles de PIB similares a los registrados en 2008. Del mismo modo avisó de que «la recuperación no va a ser algo automático». Por este motivo, el Gobierno debería acometer, a su juicio, otros cambios estructurales que se sumen a la reforma laboral ya aprobada, relativos al sector financiero, las pensiones o a la vivienda.

Becerra sostiene que el sector turístico se mantendrá estable durante 2010 en relación con el pasado año, aunque la cifra de viajeros alojados en hoteles podría descender sobre un 1 por ciento.

Por su parte, la construcción sigue inmersa en el «profundo ajuste» de los últimos trimestres, aunque se observa un tono menos desfavorable e incluso un cierto dinamismo de la actividad inmobiliaria, ya que han aumentado el número de hipotecas suscritas. Sin embargo, aún no se ha dado solución al elevado número de viviendas en stock, que siguen sin venderse; y tampoco se ha encontrado salida a la financiación de toda esta inversión realizada en su momento.