El sueño de todo experto catador de vinos es convertirse en un Master of Wine, o por lo menos eso es lo que piensan los 15 alumnos del curso internacional para profesionales del sector que se celebra en Málaga hasta mañana, organizado por The Wine Academy of Spain. Este título, que sería como denominar a su poseedor «nariz de oro», se consigue después de superar 5 niveles de formación y realizar una tesis especializada de la industria vinícola. Durante tres días, se catarán las categorías de vino Chardonnay, Pinot Noir, Cabernet Sauvignon, Merlot, Sauvignon Blanc, Syrah, Garnacha y Riesling. Además, se imparten clases sobre espumosos, dulces y fotificados, y bebidas espirituosas y licores.

Con la colaboración del club Mesa & Negocios, los participantes, en su mayoría profesionales de la industria y el negocio del vino, adquirirán conocimientos teóricos y prácticos sobre los varietales y las regiones vinícolas más importantes del mundo. Estos profesionales forman parte tanto de bodegas como de tiendas, pasando por la hostelería y la restauración, ventas, distribución y marketing. Pancho Campo, el primer español que ostenta el título de Master of Wine, imparte las clases.

Al finalizar, aquellos que pasen el examen, recibirán el título de Nivel 2 en Vinos y Espirituosos, una titulación oficial del Reino Unido que goza de reconocido prestigio mundial dentro de la industria vitivinícola, siendo además una de las principales vías de acceso para entrar en el programa Master of Wine. El certificado avala que los poseedores son capaces de interpretar las etiquetas de los principales vinos y espirituosos del mundo. Pancho Campo realizó una tesis sobre como afecta el cambio climático al vino, algo que le ayudó a conseguir el título Master of Wine. Desde la academia, fueron pioneros en todo el mundo al celebrar el Congreso Mundial de Cambio Climático y Vino, donde se basaron en los impactos del cambio climático en el Penedés catalán. La mayoría de las consecuencias producidas por el cambio climático, según Campo, son positivas, «pero lo que viene a partir de ahora no es tan esperanzador».

Entre los impactos positivos Campo destacó que, hace años, en algunas regiones era muy difícil que la uva madurara y ahora ya no existe este problema. Este es el caso de Burdeos, por ejemplo, «donde las mejores cosechas de vino se han dado en los últimos años», explicó. Pero efectos como la sequía y las olas de calor afectarán de forma negativa a la uva, haciendo que el vino pierda acidez y longevidad, algo que podría afectar a la industria del vino en España, «donde el mercado está ya de por si fragmentado», lamentó.

«En España nunca antes se había hecho un vino con tanta calidad y se habían tenido unas bodegas tan buenas, pero tampoco nunca antes se había bebido menos vino y había existido tan poco interés en personas menores de 30 años», explicó Campos. En los años 80, según relató, se consumían en España al año unos 40 litros por persona, algo que ahora se reduce a menos de 18 litros. Pese a ser una gran potencia productora, España se encuentra por debajo de los diez primeros países consumidores de vino del mundo.

Campo opina que esta tendencia se debe a que, «además de haber subido los precios, el vino se relaciona con personas mayores y se considera algo aburrido, porque lo convirtieron en algo esnob».