El hombre acusado de asesinar a su compañero de piso reconoció ayer en el juicio que le dio varias puñaladas con una navaja que el otro tenía, aunque insistió en que lo hizo para defenderse, porque la víctima, con la que había tenido discusiones y peleas previas, «trató de estrangularme».

Un jurado juzga desde ayer a este hombre, para el que la Fiscalía pide 18 años de cárcel por asesinar a uno de sus compañeros de piso, tras mantener una discusión por problemas domésticos. Los hechos ocurrieron el 31 de agosto del año pasado y, según las acusaciones pudo hacerse con un arma con la que sorprendió a la víctima y le propinó un total de once puñaladas que le costaron la vida

El acusado, por su parte, admitió en su declaración que hubo problemas previos con la víctima por los que fue denunciado por ésta al darle un puñetazo. Así, el imputado quiso matizar que estas diferencias no fueron sólamente por problemas con la limpieza, sino, sobre todo, porque «se metía y ofendía» con regularidad a las compañeras del piso que todos compartían.

Discusión

Según explicó el propio procesado, el día de los hechos la víctima fue a la cocina y él empezó a recriminarle que no había dejado la habitación a pesar de no haber pagado el alquiler. Fue en ese momento cuando, según su propio testimonio, comenzaron a forcejear, consiguiendo el acusado que la víctima soltara la navaja que llevaba, con la que le propinó una puñalada en la espalda. Durante su testimonio, el acusado también aseguró que el fallecido «se vino en mi busca y yo me defendí con la navaja», pegándole tres o cuatro puñaladas más que, según él, alcanzaron el estómago de la víctima. En este mismo sentido, explicó que en ese momento el hombre, aún con fuerzas, «trató de estrangularme y yo intenté alejarlo», aunque le dio otra cuchillada. «Entonces, veo que pierde las fuerzas, pienso que va a morir y me asusto», subrayó ante el juez.

«Tenía amenazas de muerte de este hombre y tenía conocimiento de que tenía armas», apuntó el acusado, quien también añadió que tras la agresión había sangre en la casa y lo primero que pensó fue en «ir a comprar pintura para pintar las paredes» porque una de las inquilinas se iba a poner nerviosa.

El acusado, que fue detenido varios días después del crimen en la provincia de Sevilla después de emprender la huida, admitió durante la sesión que no tenía marcas ni lesión alguna a consecuencia de estos hechos y sostuvo que llamó a la policía avisando de todo lo que había ocurrido, pero que no pudo decir mucho porque se le acabó el saldo del teléfono móvil. Esta llamada, según el fiscal, no se produjo nunca y no consta.

El Ministerio Fiscal mantiene en su escrito inicial que la víctima, «sin poder defenderse ante la desproporción de medios empleados», no pudo evitar que el acusado «le asestara varias cuchilladas», en total once, algunas de las cuales afectaron a los pulmones y al corazón y le causaron la muerte.

Además de los 18 años de prisión, la Fiscalía solicita que indemnice a los herederos del fallecido con un total de 180.000 euros. Por su parte, la acusación particular, que representa a los familiares, solicita un total de 20 años de prisión; mientras que la defensa califica los hechos de un delito de lesiones con resultado de muerte, al no tener ánimo de matar.