Keith Bakker pasó muchos años de su vida guiado por el lema sexo, drogas y rock and roll, especialmente en el tiempo en que trabajó para Michael Jackson y la famosa banda inglesa Black Sabbath. Hace ya algunos años que dejó su adicción a las drogas, después de haber dado positivo también en la prueba del VIH.

Ahora se ha convertido en una especie de gurú para las personas con adicciones y lidera la primera clínica en el mundo especializada en el tratamiento de la adicción a los juegos en internet. Es además una estrella de la televisión holandesa. Pero este verano ha abandonado su país natal para pasar unos días en El Burgo.

Bakker no ha elegido el municipio como destino para sus vacaciones, sino que graba en una finca de la localidad la tercera edición de un reality de adolescentes problemáticos, con los que experimenta una terapia innovadora para cambiar su conducta.

Se trata del programa Family Matters que emite la cadena NCRV y que en esta edición se ocupa de jóvenes adictos a los videojuegos y con problemas de alimentación.

El escenario es la finca La Rejertilla, una empresa de turismo activo dedicada a los deportes de aventura y actividades relacionadas con la educación ambiental. Allí han pasado dos semanas cinco familias. En total, una docena de personas.

Los ojos que todo lo ven

Tres equipos de cámaras han seguido durante todo el día los pasos de estos adolescentes de entre 16 y 20 años. Compaginan la actividad física con las labores de mantenimiento de las instalaciones, acompañados siempre por un equipo de terapeutas.

Limpian y hacen tareas de mejora del cortijo. Pero también pasean a caballo y hacen rápel o puenting. Eso sí: no llevan muy bien lo de los horarios. Lo mismo quieren montar a caballo a las 2 de la tarde o hacer escalada a las 4, algo que en mitad de la sierra malagueña y en pleno julio no es la mejor opción. Luego el día se completa con entrevistas personales, al estilo de Gran Hermano.

No es la primera vez que este equipo visita las instalaciones de la finca. El año pasado ya grabaron durante treinta días otra edición del programa. Esta vez pensaban hacerlo en Marruecos, pero un problema con los permisos les obligó a volver al municipio malagueño.

Jorge Pérez es miembro del equipo de La Rejertilla y el encargado de gestionar sus actividades. Cuenta que es una situación bastante extraña, aunque no les pilla de sorpresa. Su lugar de trabajo se ha llenado por unos días de cámaras, equipos de sonido y gente por todos lados. «Hasta han ocupado mi despacho», dice.

«Se hace muy raro tener que trabajar con cámaras siguiéndote todo el rato. No les importa que pasemos delante de ellas. Nos dejan hacer nuestro trabajo y luego cortan las imágenes. No salimos en la tele», asegura.

La visita del equipo de la televisión holandesa ha sido todo un boom en el municipio. De la noche a la mañana ha visto como sus vecinos se multiplicaban y empezaba a frecuentar los bares un gran número de chicas guapas holandesas. Algo tan llamativo como la llegada de turistas suecas a las costas españolas allá por los años sesenta.

No solo se han alojado en la finca. Estos profesionales han alquilado las doce habitaciones de un hotel que la misma empresa tiene en la localidad y, además, han ocupado otras cuantas habitaciones de otro establecimiento.

Será el próximo otoño cuando se pueda ver en la pantalla holandesa a estos jóvenes con problemas haciendo deporte en el campo malagueño. Por ese tiempo, en El Burgo ya habrán olvidado lo que fue convertirse en un plató y compartir pueblo con una estrella de la televisión extranjera.