La Costa del Sol va desprendiéndose poco a poco de los malos resultados y los daños colaterales de la crisis del ladrillo. Los resultados, todavía renqueantes, empiezan a cuadrarse y se pronostica un verano positivo, aunque no lo suficiente como para enarbolar la bandera de la recuperación.

El invierno supuso un retroceso en las pernoctaciones, si bien julio y agosto parecen dispuestos a corregir la tendencia con unas previsiones de crecimiento en la ocupación del cinco por ciento, que en la capital podrían elevarse hasta los siete puntos.

José Carlos Escribano, presidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), cree que el buen cariz de las expectativas, refrendadas en el inicio de la temporada alta, se fundamenta principalmente en el comportamiento de los fines de semana, que están contrarrestando el ritmo de contratación, aún deprimido, de los días laborables.

De nuevo, el turismo español está siendo el «salvador» de la temporada, aunque se esperan repuntes de los mercados internacionales, incluido el británico, que en los últimos años se ha mostrado remiso en la renovación de su vínculo tradicional con la Costa del Sol. En este sentido, Escribano aludió a dos factores que han mermado las visitas durante mayo y junio: la incidencia de la nube volcánica, que dejó la pernoctación casi a cero durante una semana, y el Mundial de Sudáfrica, que retuvo a los viajeros frente al televisor de sus hogares.

A pesar de las buenas cifras del verano, la patronal no se olvida de una pauta ya observada con anterioridad de la crisis que se ha acentuado durante el último año: la estacionalidad. El reto, amén de la reactivación definitiva del mercado, sigue estando en el invierno. Escribano pide la colaboración de todos los agentes para superar el bache, supeditado, en gran medida, al turismo extranjero y la oferta complementaria.

En cuanto a los precios de los hoteles, que en los últimos años llegaron a descender por encima de los diez puntos, se atisba una estabilización, confirmada por los últimos datos incluidos en el INE. De acuerdo con Escribano, las rebajas han dejado de funcionar como un elemento de reclamo, lo que no deja de representar una buena noticia para los intereses del sector.

La patronal insiste, no obstante, en la necesidad de combatir la oferta ilegal que, en palabras de Escribano, supone una competencia desleal y compromete la calidad del destino. Los hoteleros también tienen otras propuestas para la administración, entre las que destaca la petición de ayudas a la liquidez, ya que la línea de créditos ICO, aprobada por el Gobierno, ha resultado infructuosa. «Había dificultades en el acceso y el máximo eran 200.000 euros. Una cantidad insuficiente para mantener los hoteles en invierno, que es el objetivo», puntualizó. El sector no tiene duda de la fortaleza de la marca Costa del Sol, a la que, según Escribano, «no hacen mella» el resto de competidores nacionales.

Además, resalta el balance de la capital, que despunta con un crecimiento más abultado que en el resto de la provincia. Las previsiones de julio y agosto apuntan al siete por ciento, al que hay que sumar la menor afección durante la temporada baja.

Lo que no tiene visos de cambiar a corto plazo son las nuevas tendencias del turista, que, influido mayoritariamente por la crisis, continúa con las contrataciones de última hora. Es el verano de las escapadas y del turista de las inmediaciones.