A las 7.20 de ayer viernes, la tierra de Macharaviaya vibró cuando fue descargado el primer tronco de roble de Virginia. Fue sólo una pequeña muestra del primer contenedor de 12 metros de largo. Del Puerto de Algeciras partirán en camiones en los próximos días una quincena más de contenedores; en total, 353 toneladas de roble americano.

El origen de este envío hay que buscarlo en Galveston, la ciudad de la costa de Texas fundada por el estadista malagueño Bernardo de Gálvez.

La ciudad y el Museo del Faro de San Agustín, en Florida, han patrocinado este envío, valorado en 600.000 euros, para continuar la construcción de una réplica del bergantín Galveztown de Bernardo de Gálvez, quien a bordo de esta embarcación puso en jaque a los británicos durante la Guerra de Independencia americana.

El barco está siendo construido en los astilleros Nereo de Pedregalejo y como informa Alfonso Sánchez-Guitard, portavoz de los astilleros y que ayer asistía a la llegada de los troncos, «es el mejor tipo de roble que hay porque no se pudre, al ser de hoja perenne».

Y como destaca, el envío norteamericano permitirá no sólo completar el armazón del barco, con la proa, la popa y sus 45 cuadernas, sino también poder intercambiar la madera sobrante con otros astilleros para conseguir el pino suficiente para la cubierta y el tablazón del forro ya que el roble que necesita el Galveztown lo calcula en unas 90 toneladas.

Por cierto que el origen de esta madera no hay que buscarlo en un ejército de taladores de bosques, sino en las fuerzas de la Naturaleza.

Como explica Francisco Sánchez, que organizó el transporte por mar de los troncos, la madera procede de una zona próxima a Galveston arrasada hace un par de años por el huracán Ike. «La ciudad tuvo que hacer limpieza y como los árboles estaban mal, los cortaron y almacenaron, aunque había muchas ofertas para comprarlos».

Por eso, Alfonso Sánchez-Guitard quiso agradecer la generosidad de la ciudad texana y del faro de Florida. Precisamente, hace un par de años ya llegó procedente de la ciudad de San Agustín un cargamento de 22 toneladas de roble de Virginia que hubo que dejar madurar y que ha servido para realizar unas pocas cuadernas.

Ahora, el portavoz del astillero confía en que, para esta Navidad, entrar en el patio de los astilleros «sea un espectáculo», cuando ya esté lista la estructura del bergantín. El deseo de Alfonso Sánchez-Guitard es que el bergantín Galveztown pueda ser una realidad el 12 de octubre de 2011.

Para completarlo, un grupo de voluntarios (9 hombres, 7 mujeres y tres niños) colabora en su construcción todos los sábados de 10 a 2 y entre semana, trabajan todas las tardes los miembros de la asociación cultural Ecomuseo Astilleros Nereo, «y además compaginamos con algunas horas muertas en el astillero».

Alfonso Sánchez-Guitard agradece el detalle del Ayuntamiento de Macharaviaya, tierra natal de Bernardo de Gálvez, de ceder unos terrenos municipales para almacenar esta montaña de roble.

Una parte de esta madera, previamente seleccionada, irá ya a los astilleros Nereo para continuar la construcción. La madera sobrante podría adornar los parques de algunas ciudades, propone. Cuando se finalice, el bergantín de Gálvez tendrá 31 metros de eslora, incluido el bauprés. Ya sólo le faltará viajar a tierras americanas donde será muy bienvenido.