La revalorización de la calle Larios también ha dejado víctimas en su camino. Estas han sido el comercio tradicional, que no ha sido capaz de sostener el incremento de los alquileres en esta vía y ha cedido mucho terreno ante el empuje de las grandes marcas franquiciadoras y cadenas nacionales.

La presidenta de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico, Trinidad Fernández-Baca, destacó que al principio fueron los bancos los que se instalaron en la calle Larios, desplazando a firmas comerciales tradicionales de Málaga, que no podían afrontar los costes. De ahí se ha pasado a la vuelta del comercio, sobre todo tras la peatonalización, pero de la mano de las grandes franquicias: «La calle Larios es un gran escaparate y las franquicias quieren estar allí, aunque no les sea rentable», apuntó Fernández-Baca.

«Los comerciantes tradicionales medianos, no digamos ya los pequeños, no pueden pagar esos alquileres y están siendo desplazados», asegura la presidenta de los comerciantes del Centro, quien pone como ejemplo lo que ha pasado en la plaza de la Constitución, donde el cierre de la ferretería El Metro, la librería Cervantes y la óptica Ortega han dado lugar a la implantación de tres franquicias.

Además, explicó que también se está multiplicando la oferta hostelera en el Centro «desequilibrando el peso del comercio y es negativo que no haya un equilibrio en la oferta».