«Los pacientes están encantados porque así se ahorran muchas molestias y pasos intermedios y nosotras también porque así ves completada tu labor». Ana Carmen Montesinos es la enfermera responsable de la consulta de ostomía del Hospital Carlos Haya y junto a María Cañas Fuentes, enfermera gestora de casos, relatan a este periódico como está funcionando la nueva medida implantada por el Servicio Andaluz de Salud (SAS) de indicación de fármacos no sujetos a prescripción médica por parte de estas profesionales.

Este plan, impulsado por el SAS, pero que cada centro implanta de forma autónoma, ha sido aplaudido tanto por profesionales como por pacientes. Y es que todos ganan. El enfermo evita pasos intermedios, como tener que solicitar cita con su médico y acudir a consulta para que le receten lo prescrito por las enfermeras y, a su vez, estas profesionales ven culminado el proceso y evitan también errores en la dispensación. El médico, por su parte, ve aliviada la carga de trabajo al eliminarse estas citas de puro trámite.

Para desempeñar esta labor, las profesionales de Carlos Haya han recibido un curso formativo y cada una obtiene su talonario de recetas –diferenciadas en color y en procedimiento de la de los médicos– y también el tampón con su identificación. Son cientos de productos: absorbentes, material de curas, gasas, apósitos estériles, bolsas de ostomía y algunos fármacos del tipo analgésico. «Nosotros dispensamos los productos en función de las necesidades del paciente», dice Ana.

«Hemos recibido formación en el pasado mes de septiembre y desde marzo de este año emitimos las recetas. Nos han dado el recetario, el código y un listado con los productos específicos que podemos recetar, lo que viene a ser nuestro vademécum», comenta María.

En estos momentos en Carlos Haya dispensan recetas los supervisores de servicio, las enfermeras de consulta con agenda y las enfermeras gestoras de casos y ya se encuentran en fase de formación las profesionales que facilitarán también la insulina para los enfermos diabéticos, explica María.

«Para nosotras es una herramienta más. Los pacientes de ostomía llegaban aquí a la consulta de enfermería y se iban sin tener los productos que necesitaban. Tenían que acudir al médico de cabecera, pedir las recetas e ir a la farmacia. Así, evitamos además errores intermedios. Yo veo el estoma y aconsejo lo más idóneo en cada caso. Tengo que codificarlo y eso lleva unos códigos y unos dígitos y a veces ocurre que viene el paciente con algo diferente porque ha habido un error en el proceso. A una persona que necesita su bolsa diaria, esto le produce un agobio importante, el hecho de que algo falle y no pueda conseguirlo», explica Ana Carmen Montesinos.

Con la dispensación han logrado una respuesta «ágil, cómoda y segura». «En mi caso beneficia sobre todo al cuidador de los pacientes dependientes que yo atiendo», dice por su parte María, que es enfermera gestora de casos. Su labor consiste en valorar a pacientes dependientes, planificar los cuidados que necesitan y trabajar a su vez con el equipo del hospital (es lo que se conoce como enfermera de enlace hospitalaria).

Indican que los pacientes no son además «abusivos» a la hora de pedir recetas. Estas profesionales cuentan con el talonario para pensionistas y para personas activas y aplauden esta medida puesta en marcha por el SAS. Los pacientes, cuentan estas dos enfermeras, se muestran encantados y les trasladan la comodidad y seguridad que les supone y les proporciona el nuevo sistema.