Luis Álvarez Duarte volverá a trabajar para la Semana Santa de Málaga. En 2013, la asociación del Cristo de Llagas y Columna presentará y bendecirá la imagen de la Virgen de los Ángeles. Se trata de un proyecto que ilusiona y llena de emoción al imaginero de Gines, que desde 1993, cuando realizó la Reina de los Cielos para la Agrupación de Cofradías, no incorpora una nueva obra a su amplio catálogo en una ciudad a la que le unen muchos lazos, y no sólo artísticos.

¿Cómo se siente al haber recibido el encargo de una prohermandad malagueña para hacer su sagrada titular mariana?

Tengo la ilusión del primer día. Afronto esta Virgen como si fuera mi primera obra para Málaga, una ciudad a la que tanto quiero. Y quiero hacer una imagen que no tenga nada que ver a las que ya he hecho. Va a ser una creación especial ahora que dicen que estoy en mi momento de madurez. Además, en Málaga se me conoce sólo mi estilo juvenil.

¿Cómo es posible innovar aún con una carrera escultórica tan prolífica?

Me siento pletórico en facultades y creatividad, como si estuviera empezando. Acabo de terminar un Cristo para Hellín, en Albacete, que no se parece a ninguno de los que he realizado antes. En Málaga, por ejemplo, tengo a la Virgen de la Paloma que en su día fue un escándalo al ponerle los ojos verdes. Quiero a todas imágenes muchísimo, como si fueran hijas mías. Pero sé que no he tocado techo todavía. Ahora he desarrollado unas técnicas en la policromía, sobre todo, que antes no tenía. Y eso se va a ver en la nueva Virgen de los Ángeles.

¿Cierra los ojos y ya se la imagina?

La tengo en la cabeza y sé lo que tengo que hacer. La empezaré a tallar en los primeros días de la Cuaresma, directamente en la madera porque yo no hago modelo. Conozco el barrio de Miraflores, donde va a recibir culto y sé que será la titular de una cofradía joven, pero con mucha vida. Además, me alegra especialmente que hayan venido al taller de la mano de mi amigo Eloy Téllez.

¿Qué tiene que tener una Virgen en Málaga para que llame a la devoción?

Unción religiosa. Y los ojos. Los ojos tienen que llamarte. Tiene que ser una imagen bella, con gancho. Y más aún si es para un barrio. Aunque el arte hecho con honestidad es bueno en Málaga o en cualquier otro lugar. En el norte o en el sur.

Además de la Virgen de los Ángeles, que quiere presentar antes en Sevilla, va a afrontar en breve la restauración de la Virgen de las Angustias, del Descendimiento. ¿Qué le causa más respeto, la labor escultórica o restauradora? ¿Ponerse delante de la madera de cedro aún sin forma o de una imagen ya sagrada?

Me gustaría que la Virgen de los Ángeles se presentara en la capilla del Cachorro o en la basílica del Gran Poder antes de que viaje a Málaga. Es cierto que después de la Semana Santa comenzaré la restauración de la Virgen de las Angustias, una obra de Castillo Lastrucci que está muy retocada y que necesita muchas cosas. También me encantaría intervenir en el apostolado de la Cena, que sufrió una limpieza excesiva de la policromía, sin alterar su configuración. La huella de un artista no se puede borrar y es el principio que sigo en mis restauraciones. Como creyente, como cofrade, ponerme delante de imágenes tan devocionales como la Esperanza o el Rocío de Málaga, la Esperanza de Triana, o el Señor del Gran Poder, me infunde un gran respeto. Pero para restaurar estas imágenes es necesario quitarse la túnica de cofrade y ponerse la bata de artista y científico. Pero soy de las personas a las que le gusta más lo difícil que lo fácil y no me asustan los retos.

¿Se sintió presionado cuando tuvo que reparar los daños provocados al Señor del Gran Poder tras la agresión que sufrió este verano?

No quería trabajar con presión, pero está claro que se trata de una imagen muy conocida y que los medios de comunicación iban a estar muy atentos. Fue una restauración más complicada de lo que se dijo en un principio, porque no sólo consistió en restituirle la espiga del brazo dañada. También hubo que reintegrarle la policromía. Fueron cinco días de un trabajo intensísimo, mañana, tarde, noche y madrugada.