El juicio del «caso Malaya» durará dos años, según las estimaciones del propio tribunal, pero se alargue más o menos, la Sala presidida por José Godino no está dispuesta a permitir interrogatorios innecesarios que prolonguen innecesariamente la vista. Para ello, el órgano colegiado ha elaborado un contundente auto en el que se advierte a las defensas en general, y a los abogados de Andrés Liétor, en particular, que atemperen su actuación e interrogatorios y no se inmiscuyan en las estrategias de sus compañeros.

Todo ocurrió hace unas sesiones, cuando Rocío Amigo, letrada de Juan Antonio Roca, y José Manuel Vázquez, que representa a Juan Hoffman, protestaron porque Susana Pizarroso, directora procesal de Liétor, comenzó a realizar preguntas a varios peritos sin estar ni siquiera su cliente imputado en el pelotazo de «Crucero Banús». Esas cuestiones perjudicaban claramente, según fuentes consultadas, la línea de defensa de Hoffman y Roca, lo que motivó las protestas de Vázquez y Amigo, a los que el tribunal da ahora la razón.

Y es que el empresario Liétor quería hacer 110 preguntas a los peritos policías que comparezcan en el plenario, sobre todo a los de la sesión del pasado 24 de enero, a lo que se ha negado el tribunal, que además salda la disputa con un severo tirón de orejas a quien intentó retrasar el juicio con argucias cercanas al fraude procesal.

«La dirección letrada de Liétor deberá atemperar sus interrogatorios a las normas reseñadas, de forma estricta, evitando en todo caso invadir funciones propias de otras defensas para con sus defendidos», aclara.

La Sala recuerda las tres reglas que ya adelantó este periódico el pasado lunes: «Evitar preguntas repetidas, genéricas e innecesarias; deberán referirse a aquellas cuestiones concretas que afecten a su representado, no a los restantes implicados, invadiendo funciones propias de otros letrados, y, por último, deberán, en todo caso, ceñirse al bloque de delitos que se están celebrando en ese momento, no a otros distintos».

Aplicar esa regla permitirá evitar, por ejemplo, que «las sesiones del juicio oral sean interminables, tediosas, inoperativas e innecesarias». También evitará que «los restantes letrados tengan que intervenir, interrumpiendo al compañero que, invadiendo sus funciones, interroga al testigo sobre hechos concernientes a procesado ajeno, como lamentablemente ocurrió en una de las últimas sesiones, con la intervención de la letrada de Liétor, que determinó la protesta de los abogados de Roca y de Hoffman ante un cuestionario que excedía con mucho a la defensa de Liétor y afectaba a estos últimos».

Es más, les perjudicaba, precisamente porque «ellos ya habían intervenido y no podían volver a interrogar a efectos de aclarar algunas de sus manifestaciones». «En definitiva, no pueden los letrados inmiscuirse en defensas ajenas, suplantando e invadiendo las funciones propias de cada letrado con su defendido», apunta el tribunal que encabeza José Godino y conforman Rafael Linares y Manuel Caballero Bonald.

«Pues bien, a estas normas debe atemperar la defensa de Liétor su actuación e interrogatorios, de manera estricta, tomando en consideración las protestas formuladas por sus compañeros en la última sesión al objeto de que no vuelvan a producirse injerencias en derechos ajenos», asevera contundente la Sala. Contra este auto cabe recurso de súplica en tres días ante la Audiencia Provincial.

En pocos días, concluirá el bloque relativo a Crucero Banús, de forma que se iniciará, previsiblemente en marzo, el tramo de blanqueo de capitales relativo a dieciséis de los imputados, prolongándose hasta julio o septiembre, según algunas estimaciones bastante optimistas.

El tribunal está satisfecho con la marcha del juicio y recuerda que los interrogatorios extensos tratan de garantizar el derecho de defensa de los imputados.

Las reflexiones del tribunal

-«Las preguntas deberán referirse a aquellas cuestiones concretas que afecten a su representado, no a los restantes implicados, invadiendo funciones propias de otros letrados»

-«Debe evitarse que las sesiones del juicio oral sean interminables, tediosas, inoperativas e innecesarias»

-«Hay que evitar que los restantes letrados tengan que intervenir interrumpiendo al compañero que, invadiendo sus funciones, interroga al testigo sobre hechos concernientes a procesado ajeno»

-«No pueden los letrados inmiscuirse en defensas ajenas, suplantando e invadiendo las funciones propias de cada letrado con su defendido»

-«A estas normas debe la defensa de Liétor atemperar su actuación e interrogatorios, de manera estricta, tomando en consideración las protestas formuladas por sus compañeros en una sesión al objeto de que no se produzcan más injerencias»

-«La necesidad de aplicar con rigor esas normas por parte de la Sala es imperativa»