El análisis que hacemos en Solidaridad del PGOU es que la ciudad ha perdido una oportunidad muy grande de elaborar un Plan General acorde a los tiempos y a la categoría de la capital. Pero su gran director, el alcalde, sigue estancado en los años en que la ciudad crecía a base de ladrillo y más ladrillo y el problema reside ahí, en que el PGOU sigue dándole prioridad al ladrillo.

No se ha tenido en cuenta a la ciudad y a sus verdaderas necesidades, ni tampoco sus futuros desarrollos desde el punto de vista medioambiental, con lo que los ciudadanos pierden en calidad de vida. De hecho no plantea apenas la creación de grandes zonas verdes.

Tampoco favorece un desarrollo del tejido empresarial e industrial de la ciudad, al no plantear de manera suficiente suelo de reserva para las nuevas instalaciones de empresas o para la renovación de los viejos polígonos tan necesitados de un impulso público que les permita adaptarse con seguridad a los nuevos tiempos.

Ello, lógicamente, tiene una repercusión negativa en la no generación de puestos de trabajo. La participación en su desarrollo ha sido sólo teórico. Nosotros presentamos en su momento un importante número de alegaciones, gran parte de ellas centradas en nuestra visión negativa de los rascacielos proyectados en Repsol o Martiricos. No sólo no nos han admitido ninguna sino que tampoco recibimos contestación a las mismas, como es preceptivo.

Nuestra preocupación son los barrios y cómo el PGOU afronta su desarrollo armónico. Pero nuestros barrios están estancados y el PGOU no les ofrece salidas, más bien al contrario se plantea saturar aún más muchos de ellos, incluso aquellos ya están superpoblados como el caso de la Carretera de Cádiz con los nuevos desarrollos de viviendas en la zona de Málaga Wagen, en Portillo o en la antigua Flex. A la vez tenemos que insistir en el rechazo frontal, expresado por los vecinos, a las intenciones del alcalde de enladrillar nuestros montes y urbanizar al norte de la ronda este.

En resumen, el alcalde ha impulsado un plan que favorece en especial a los especuladores urbanísticos fomentando el ladrillo y más ladrillo.