A ritmo de samba dio comienzo ayer la manifestación convocada por los «indignados» de Málaga en la plaza de la Constitución. Tras un minuto de silencio en solidaridad con los manifestantes desalojados en Barcelona, dio comienzo sobre las 19.15 horas el desfile de gritos, tambores, timbales y pancartas que discurrieron por la calle Larios hacia la Alameda.

Unas 4.000 personas, según datos facilitados por la Policía Local, emprendieron su lucha pacífica contra el sistema político y financiero que, según los afiliados al movimiento 15-M, ha dejado en bancarrota a España y lo seguirá haciendo si no se pone freno a tiempo. Las novedades con respecto a la primera manifestación vinieron sobre todo de parte de los colectivos que apoyaron la marcha, entre los que se encontraban agrupaciones de desempleados de la provincia, asociaciones ecologistas y sindicatos de estudiantes universitarios.

Entre las consignas que más se escucharon durante las casi dos horas que duró la manifestación: «Luego diréis, que somos cinco o seis» y «No nos mires, únete». Las pancartas, por su parte, rezaban alusiones más directas contra el clero, la banca, la Junta Electoral, la corrupción y los políticos.

También el fútbol ocupó un espacio privilegiado en los carteles de protesta. En esta ocasión, en forma de rechazo contra los desalojos efectuados ayer por los Mossos d´Esquadra en la capital catalana y su posible relación con la final de la Champions League. Así, cuatro millares de personas desde niños a personas de la tercera edad, pusieron su granito de arena por esta causa que ya ocupa 13 días del calendario de mayo y que de momento continuará su actividad hasta que se decida lo contrario. De momento han conseguido que el Ministerio de Defensa traslade el concierto de las Fuerzas Armadas de la plaza de la Constitución –o Liberación/Libertad, como la han rebautizado los «indignados»–, al coso de La Malagueta y sus promesas de mantener la acampada siguen intactas.

Lo cierto es que tras el fervor de los primeros días, una treintena de personas siguen acampando cada noche en la plaza para demostrar a las autoridades que continuarán en la lucha hasta que el cuerpo aguante.