José Miguel era un chico de 17 años que residía en el municipio malagueño de Almogía. Padecía una enfermedad cardiovascular desde nacimiento que, sin embargo, no le impedía disfrutar de la vida como cualquier otro niño de su edad. Aficionado al deporte, empezaba a jugar en unos días en el campeonato de fútbol de su localidad con el dorsal número 11. Llevaba una vida normal hasta que un día perdió la oportunidad de seguir viviendo.

El joven ingresó el pasado 29 de junio en el Hospital Materno Infantil de Málaga para ser intervenido por tercera vez de una patología que sufría en el corazón. Eran las 08.00 horas cuando José Miguel entró en quirófano. Trascurridas unas nueve horas, y supuestamente, habiendo finalizado la operación «con éxito», el paciente fue trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del centro sanitario. Sin embargo, la familia sostiene que cuando su madre fue a verlo a la UCI, José Miguel «ya estaba muerto y nadie le había comunicado nada».

Según el abogado de la familia, el problema «se debió, presuntamente, a un funcionamiento defectuoso de la máquina extracorpórea», que asume las funciones del corazón encargándose de la acción de bombeo y oxigenando la sangre. «Al parecer la máquina cogió una bola de aire que se le inyectó al niño provocándole una embolia gaseosa», explicaba el letrado en declaraciones a La Opinión.

La familia de la víctima ha presentado una denuncia en el Juzgado de Instrucción número 12, exigiendo el precintado de la máquina para que puedar ser revisada y constatar así si se produjo o no tal fallo. No obstante, esta denuncia ha sido denegada.

La familia, que tiene previsto denunciar al centro sanitario, ha convocado una protesta ante las puertas del Materno Infantil, que tendrá lugar el próximo viernes. «Estamos dispuestos a llegar hasta el final del asunto porque queremos que se haga justicia y que no le ocurra a otras familias lo que nos ha sucedido a nosotros», afirma Josefa Fernández, prima del fallecido.

Operación con riesgos

Por su parte, fuentes del centro sanitario aseguran, sin embargo, que el joven falleció en el transcurso de una intervención «de alta complejidad» por ser la tercera vez que se le practicaba, y en la que «no se detectó ningún fallo mecánico». Además, precisaron que la familia fue informada «en todo momento» de los riesgos que suponía este tipo de cirugía, así como del estado del paciente, tanto al finalizar la operación como al ingresar en la UVI.

No obstante, las mismas fuentes, que lamentaron el trágico desenlace, indicaron que el hospital ha abierto un procedimiento informativo con el objetivo de recabar más datos sobre lo ocurrido durante el proceso.