El estatus social, cultural y económico de las familias y el número de libros existentes en casa influyen determinantemente en el nivel de conocimientos exhibido por los alumnos de Secundaria, según la Evaluación General de Diagnóstico 2010, que analiza las competencias adquiridas por estudiantes de 2º de ESO de todo el país.

El trabajo, revestido tradicionalmente de la misma credibilidad que el informe Pisa, concluye que este tipo de cuestiones resultan más determinantes que medidas teóricamente correctivas como la repetición de curso, a la que valora francamente mal en función del éxito de los últimos años. De acuerdo con el trabajo, el actual modelo no ofrece expectativas de mejora en los resultados de los alumnos repetidores. Algo que preocupa al secretario de Estado de Educación y Formación Profesional, Eduardo Bedera, quien, durante la presentación de los datos, reconoció que las administraciones «no lo estamos haciendo del todo bien con ese tema».

La evaluación, que mide aptitudes elementales como la comunicación lingüística, las matemáticas o la interacción social, no aprecia diferencias significativas entre los estudiantes de las distinta comunidades autónomas, aunque, al igual que el resto de investigaciones oficiales, señala indirectamente a Andalucía, cuyos alumnos ocupan las posiciones más bajas del país en cada una de las categorías.

Las pruebas, por ejemplo, reflejan que el 23 por ciento de los estudiantes andaluces suspenden en comunicación lingüística, mientras que únicamente el 6 por ciento acredita habilidades suficientes como para desenvolverse con fluidez. Unos porcentajes que empobrecen la media nacional, circunstancia que se repite en el resto de clasificadores utilizados por el estudio.

El informe pone en relación las calificaciones obtenidas con diferentes parámetros que pudieran influir en el desarrollo académico de los alumnos. Los resultados indican que los estudiantes procedentes de estratos sociales más altos y culturalmente mejor formados obtienen las mejores calificaciones. Además, subraya la importancia de aspectos como el nivel de estudios de los padres, la profesión y, sobre todo, el número de libros existentes en el entorno más inmediato, que se ha revelado como una de las variables que mayores variaciones produce en el rendimiento de los alumnos.

Las diferencias en la evaluación, precisa el informe, se marcan también entre centros públicos y privados, si bien el liderazgo de estos últimos se reduce drásticamente cuando se descuentan los efectos del entorno social económico y cultural de alumnos. La investigación demuestra que factores como los anteriormente aludidos tienen más peso en la formación escolar que la nacionalidad o el sexo. El trabajo vincula asimismo los resultados al nivel de estudios alcanzado por la población adulta, la esperanza de vida escolar a los 6 años, el número de alumnos por profesor, la tasa de idoneidad a los 14 años y la tasa de graduados en ESO.