María es una anciana de 73 años que se ofrece a enseñar a cocinar a otras personas, a cambio de estar acompañada. Comparte su apreciada colección de recetas culinarias para evitar la soledad durante unas horas. José, por su parte, es un chico con una discapacidad mental que muestra a «extraños» como jugar una buena partida de ajedrez. Para compensar esta acción, su madre les hace la compra.

Estas experiencias las viven diaramente alrededor de 500 ciudadanos, gracias al Banco del Tiempo de Málaga. Esta iniciativa, cofinanciada por la Unión Europea, consiste en propiciar el intercambio de servicios entre personas y facilitar el recibir una ayuda necesaria sin tener que pagar una cantidad económica a cambio. La única condición es dedicar a la persona que te ayuda el mismo tiempo en algo que ella precise. En este sistema, la unidad de intercambio «es la hora», independientemente del servicio que se preste o se reciba, ya que todas las habilidades tienen el mismo valor. Los servicios son muy variados: desde cuidar a niños, dar masajes, impartir clases de pádel, reparar vehículos o hacer la compra; hasta actividades de bricolaje, ocio o de asesoramiento personal. Todo con el fin de satisfacer a los demás y resolverles pequeñas necesidades de la vida cotidiana.

El éxito de este programa se refleja en el aumento del número de participantes. Desde que comenzara a funcionar hace dos años, en el distrito Centro se han inscrito 258 personas generándose 1.945 intercambios en 3.425 horas. Además, se han puesto en marcha otras dos sedes, una en el distrito Bailén-Miraflores y otra en Carretera de Cádiz, contando actualmente con casi 500 usuarios en los tres centros. Este año se van a implantar otros dos bancos del tiempo, uno en el distrito Málaga-Este y otro en Churriana. Así, la previsión es dotar a cada distrito de un centro de este tipo antes de terminar la legislatura. «El fin no es hacer por hacer, sino hacer algo que construya», señaló ayer el edil de Derechos Sociales, Francisco Pomares, en una rueda de prensa ofrecida junto a la directora de Igualdad, Purificación Pineda, el presidente de la Asociación Arrabal, José Antonio Naveros, y la representante de la Federación Ágora, María Nieves Gómez.

Talonarios

Los ciudadanos interesados en participar deben acudir a una de las sedes y concertar una entrevista, donde explicarán qué demandan y qué ofrecen al resto de usuarios. Se inscriben en una base de datos común en la que informan de los servicios que pueden recibir y dar. Tras la entrevista, el usuario recibe un talonario. Cada talón equivale a una hora de tiempo. Así, cada servicio que reciba de una persona será compensado con uno o varios talones (según las horas de trabajo). Después, el usuario poseedor del talón deberá ingresarlo en la sede del Banco del Tiempo para que se registren los servicios prestados.