Muchos árboles malagueños deberían levantarse y ponerse en marcha para reclamar responsabilidades por posibles daños y perjuicios a las autoridades competentes cuando se quedan deformados a causa de las eventuales podas de sus ramas.

La Academia Malagueña de Ciencias, preocupada por la estética y el estado de los árboles en la provincia, ha advertido en un código de buenas prácticas en arboricultura urbana que muchos ejemplares tienen las copas deformadas y están llenos de «horrorosos muñones».

Ejemplo de ello son los brachichitos de la calle Ferrándiz, una hilera de árboles que «no caben en las aceras» y a los que les han realizado una «mutilación» que los ha dejado «deformes» y con «graves riesgos de infecciones», afirma la academia en el documento.

En el paseo de Reding existe el mismo problema; esta vez se trata de unos ficus muy cercanos entre sí que suponen un «gasto anual de poda para que encajen en el espacio», o las dificultades que plantean los del paseo del Limonar y Miramar, donde los ficus «no caben» y los plátanos están en «situación terminal».

Muchos árboles urbanos tienen las copas deformadas, por lo que se consiguen unas plantas «antiestéticas» con «capacidades ambientales reducidas y con menos reservas nutritivas y energéticas».

Consejos de arboricultura

Por ello, esta institución recomienda que la especie de árbol elegida para cada zona de la ciudad, al igual que la distancia entre éstas, se designe en consonancia con las dimensiones de la calle, para que al mismo tiempo que se protege la salud de los ejemplares, se cuide la estética de la vía y la seguridad de los transeúntes.

Además, la Academia aconseja que los árboles mantengan su silueta original, evitando así la poda, al mismo tiempo que recomienda la conservación de sus ápices de crecimiento, sin que éstos sean cortados o dañados.

«Si el emplazamiento del árbol ha sido bien elegido, las podas se limitarán a las ramas secas o a las que crezcan en direcciones molestas»; ésto debería hacerse, según el documento, antes de que la rama adquiera un diámetro de 5 centímetros, ya que se producirían «lesiones» que sólo serían admisibles cuando el daño que puede sufrir el árbol por no realizarse la poda sea mayor.

El código hace referencia también a los tamaños y condiciones de los hoyos de plantación, que «deben tener la mayor dimensión posible» y rellenarse con «tierra preparada» que sea la más adecuada para las «condiciones edáficas» que necesite la especie plantada.

El riego y abonado de las plantas también es importante. «Los primeros años se deberá regar» para que no tengan carencia de agua, y es conveniente añadir un «abono líquido» dos veces al año, sobre todo cuando los ejemplares sean jóvenes, además de aplicar el tratamiento fitosanitario pertinente.

Hay que tener en cuenta también la elección de la especie de árbol antes de su plantación; «una norma elemental al elegir una especie para un determinado emplazamiento es ver los lugares de la ciudad en que hay ejemplares ya añosos de esa misma especie», de esta forma podemos saber el tamaño más adecuado para el lugar o la forma que debe tener la copa, de manera que encaje perfectamente en el entorno.

A pesar de los desafortunados casos de plantas enfermas en algunas zonas y tras una valoración de la situación de los árboles urbanos, la Academia felicita en este documento de buenas prácticas a los ayuntamientos de la provincia por la cantidad de árboles que durante estos últimos 40 años han distribuido por las calles y jardines de las ciudades y la adecuada plantación de éstos.