Los peones agrícolas, los camareros y cocineros, el personal de limpieza, los albañiles y los dependientes de tiendas y almacenes aglutinan más de la mitad de los contratos que se firman en Málaga, concretamente el 53% de las casi 527.000 que se realizaron en la provincia en el año 2010. Como es natural, algunas profesiones como la de albañil han seguido perdiendo peso por la delicada coyuntura que atraviesa la construcción, mientras que la agricultura y el comercio parece alzarse como segmentos «refugio» de la población activa. Así los contratos entre los albañiles y peones de construcción han caído en Málaga un 19,7% y un 18,9% respectivamente en tasa interanual, mientras que los relacionados con tareas agrícolas y con los comercios han subido entre un 10% y un 17,8%.

Los sindicatos constatan que la crisis ha propiciado una tónica de «retorno al pasado»: muchos de los trabajadores que abandonaron sus empleos en los cultivos o en la hostelería atraídos por los grandes sueldos de la construcción han tenido progresivamente que volver a sus actividades de origen. Siempre que al volver tuvieran sitio, claro. La dinámica sí parece haber funcionado bien en las comarcas de interior, donde los nacionales han podido recolocarse como jornaleros en el sector agrario.

Pero el hecho de que estas profesiones antes citadas acaparen la mayoría de las contrataciones obedece también en la elevadísima tasa de temporalidad del mercado laboral malagueño, principalmente en segmentos como la hostelería, plagada de contratos temporales de cora duración, o la propia construcción, donde prima la modalidad del contrato por obra y servicio. La reforma laboral no ha servido, desde luego, para cambiar esta dinámica, más bien al contrario. Actualmente, casi el 94% de los contratos que se firman cada mes en Málaga son temporales, un porcentaje que incluso empeora el 91% y 92% que se registraba antes de la reforma. Pero es que, además, la mayoría de los contratos son efímeros: ya en este 2011, cuatro de cada diez no llegan siquiera al mes de duración, según las estadísticas del Ministerio de Trabajo.

Contratos eventuales para cubrir determinadas cosechas o para la campaña turística de verano, por obra y servicio en el caso de la construcción y de interinidad copan un mercad donde se enlaza un contrato tras otro en las ETT.

Campo y turismo, contrapuestos

En cuanto a la estacionalidad de la contratación, Trabajo constata que en Málaga se guarda una cierta relación con el comportamiento de las actividades económicas y la época del año. Así los trabajadores de la agricultura son mas contratados en invierno, con el mes de enero como epicentro de la actividad, en la recta final de la campaña del aceite. Ese mes, el campo malagueño formalizó más de 11.000 contratos y en el inicio de la recogida de hortalizas tempranas. El verano, por contra, es la época álgida para personal de limpieza, camareros y vendedores.

Julio es el momento idóneo para encontrar trabajo en esos sectores: en Málaga se contrató ese mes a 6.236 operarios de limpieza en hoteles, oficinas y establecimientos de hostelería, a 6.198 camareros y a 4.123 dependientes de tienda o almacén. En los tres casos, fue el pico del año.