El incendio que azotó Mijas el pasado domingo y el lunes arrasó casi 700 hectáreas de terreno, el 50% de las parcelas, de titularidad privada. El resto, como el cerro del Púlpito, son de la Junta de Andalucía o del Ayuntamiento de la localidad. Allí fue a instalarse, hace once años, la Comunidad Terapéutica de Mijas con el objetivo de alejar de la tentación de la droga a personas arrepentidas que durante un tiempo la frecuentaban. Actualmente, están internados bajo tratamiento 26 pacientes que el pasado domingo, 11 de septiembre, vivieron momentos muy angustiosos.

La pequeña cumbre montañosa se encuentra a escasos metros del origen del incendio, la fuente de la Teja, ya controlado. Las 28 personas que viven en el centro terapéutico fueron los primeros en ser desalojados.

«Veíamos algo de humo. Estábamos a punto de entrar a cenar y no imaginamos que fuera un incendio. Poco después, irrumpió la Guardia Civil y nos dijo que teníamos que irnos», relata Manuel, uno de los internos del conocido como Centro de Drogodependencia de Mijas.

Y es que a Manuel, a sus compañeros y a los dos responsables de las instalaciones que esos momentos estaban trabajando, el inicio del fuego los pilló cenando. Así que, sin tiempo para apenas reaccionar, los trabajadores y los agentes de la Benemérita prepararon varios vehículos para transportarlos a un lugar seguro.

«Al principio lo pasamos muy mal. Hubo un par de compañeros que lo pasaron muy mal. Pero entre todos, pudimos calmarlos y atendimos a las instrucciones de la Guardia Civil», recuerda Cristina, otra paciente de la Comunidad Terapéutica.

Abajo, la concejala de Sanidad del Ayuntamiento de Mijas, Antonia Núñez, ya trabajaba en buscarles un lugar donde poder pasar la noche, dado que las circunstancias no permitían hacer lo propio en las instalaciones del centro.

Intacto

«Desde el momento en que supe donde era el incendio, pensé en el Centro de Drogodependencias. Sabía que corrían peligro y que, seguramente, tendrían que estar toda la noche fuera, así que pedí que se habilitara una instalación municipal para alterarles lo menos posible», cuenta la edil.

Efectivamente, los más de 25 pacientes fueron llevados, entonces, hasta el polideportivo de Las Lagunas donde pasaron la noche y, esta vez sí, pudieron cenar.

«Tras calmarnos un poco, tomamos algo y tratamos de descasar. Pero la mayoría no pudimos porque estábamos muy tensos», explica Manuel.

Y es que, con tanta prisa, a los responsables no les dio tiempo a coger la medicación de los internos, según recuerda la directora del centro, Ana Marín. «El centro de salud de Las Lagunas, nos dejó, entonces, la oportuna medicación y así pudimos pasar el tiempo allí», dice.

La noche se hizo «un poco larga», como recuerdan algunos de los pacientes. Pero la gravedad de la situación y el sentido del humor de algunos de ellos, hicieron pasar el rato algo más ameno.

«Los voluntarios y los servicios de emergencias estuvieron muy profesionales y correctos. Se lo agradecemos mucho», afirma Manuel.

A las cuatro y media de la tarde del lunes, la directora fue informada por las autoridades de que ya había pasado el peligro y que, por tanto, podían volver al centro. Cerca de las ocho de la tarde, casi 24 horas después, los pacientes llegaron a sus habitaciones después de un intenso día.

Ana Marín

Directora del centro

«La respuesta de los internos fue perfecta y no hubo ningún incidente. Los trabajadores que estaban de vacaciones vinieron, incluso, a echar una mano».

Manuel

Interno del centro

«La noche se hizo un poco larga. Pero gracias a la labor de los profesionales de la evacuación y a como nos atendieron se nos hizo más llevadero».

Cristina Interna del centro

«Algunos compañeros se pusieron bastante nerviosos. Pero entre todos pudimos calmarlos y no tuvimos mayor problema en evacuar el centro».