Una familia malagueña ha recuperado, tras siete años, una escultura de alto valor arqueológico cuyo robo denunciaron en 2004 tras reconocerla en un hotel mientras veían un informativo en televisión.

Así lo ha relatado hoy a Efe Adolfo Martos, abogado malagueño perteneciente a la familia propietaria de la escultura, un busto del emperador romano Antonino Pío que data del siglo II, pesa unos cincuenta kilogramos y mide 51 centímetros de alto y 20,5 de ancho.

Todo comenzó, según publica en su edición de hoy el periódico diario Sur, cuando en 2004 la escultura, cuya propiedad se atribuye a María Victoria Bolín Mesa desde su hallazgo, en 1907, por un antepasado de los Bolín en una barriada de la capital, fue robada durante unas obras en la vivienda junto a un bargueño del siglo XIX.

Debido a su valor, ha contado Martos, ya que solo hay tres ejemplares de este busto en España, denunciaron la sustracción a la policía especializada en delitos arqueológicos, que comenzó a investigar el caso sin novedades durante los años siguientes.

En agosto del pasado año, coincidiendo con los días previos a la visita a España de la esposa del presidente de los Estados Unidos, Michelle Obama, el director del hotel de Benahavís (Málaga) donde ésta y su hija iban a hospedarse concedió una entrevista en un espacio informativo de una cadena de televisión.

Mientras veía en este mismo informativo la entrevista que concedía el director del hotel Villapadierna, Ricardo Arranz, Adolfo Martos reconoció, en el despacho del entrevistado, el busto del "romano", como familiarmente conocían la escultura que les habían robado años atrás.

Martos, que estaba en compañía de su cuñado, cuando visualizaron la estatua en televisión, ha narrado que se descargó el informativo de la página web de la cadena y lo revisó repetidas veces, porque apenas "salía unos segundos" tras lo que su hijo imprimió la imagen congelada del busto.

Como conocía al director del hotel desde hacía años, según ha dicho Martos, y faltaban pocos días para la llegada de la primera dama estadounidense al establecimiento, decidieron no revelar nada hasta que ésta abandonó el lugar, para no causar problemas.

Fue entonces, según las fuentes, cuando Martos fue hasta el hotel Villapadierna para hablar con su propietario, al que contó la peculiar historia del robo y posterior hallazgo del busto, que era fácilmente reconocible porque la cara interna está aplanada y tiene un agujero por haber pertenecido a algún conjunto escultórico.

Arranz no dudó de que el busto que estaba en su despacho era el que el abogado le estaba describiendo, y le explicó que la escultura había sido adquirida cinco años atrás a una empresa de Sevilla y de forma legal.

De esta forma, en 24 horas una furgoneta perteneciente al complejo hotelero devolvió el busto al domicilio de sus antiguos propietarios, y ambos interpusieron una denuncia tras notificar la aparición de la pieza.

Actualmente, a raíz de estas novedades, se ha retomado el caso en los juzgados y está investigando la cadena de intermediarios por los que pasó el busto del "romano" hasta llegar a la empresa que lo vendió a su último comprador.