Aunque oficialmente no existe ningún limbo urbanístico, hay terrenos cargados de años que, más por antigüedad que por méritos propios, van entrando en esta dudosa categoría. Ocurre, por ejemplo, en tres inmutables y gigantescos solares del Romeral pero el que se lleva la palma es un descampado en la calle Juan Antonio Tercero, en el corazón de Miraflores de los Ángeles, a la espalda del centro de salud. «El terrizo lleva toda la vida, cuando nos dieron las casas en el año 70 iban a poner una gasolinera y de hecho, al fondo si excavas hay depósitos», cuenta Maribel Bueno, presidenta de la asociación de vecinos de Miraflores de los Ángeles, que añade que la oposición de los vecinos evitó que se construyera. «Los vecinos tiraban el trabajo que hacían durante el día para hacer la gasolinera y al final desistieron de construirla».

Pero el barrio ha evolucionado y el descampado se ha quedado detenido en el tiempo. La presidenta precisa más la situación actual: «Perdón por la palabra pero el terrizo desde entonces es un foco de mierda, la esquinita más próxima a un Supersol es donde la gente deja todos los muebles y escombros, luego salen matojos por el filo de la del centro de salud y por ahí andan las ratas».

Maribel Bueno precisa que cuando llama para que desraticen, el problema es que no pueden echar veneno en las plantas porque acuden muchos perros. «Ponen el veneno muy escondido y los matojos siguen saliendo».

Además de escombros, basura y un número inusitado de cacas perrunas, en el lateral izquierdo sobresalen los restos de un muro de ladrillo, intocable porque afecta a la cimentación de un bloque vecino. «Le he dicho al concejal que está horroroso y que se puede hacer un murito de ladrillo y pintarlo porque parece que la casa está en ruinas».

Pero el uso principal del solar es el de aparcamiento. El concejal del distrito Bailén-Miraflores, Mario Cortés, explica a este respecto que, dada la crisis económica, no se han vendido todas las plazas del segundo aparcamiento municipal en la avenida de Nuestra Señora de los Clarines. «Hay cerca de 400 plazas sin vender» detalla, y añadió que los vecinos le pidieron que no quitara las cerca de 100 plazas del solar. El concejal explicó que la idea es una instalación deportiva, pero se ha retrasado para dar al barrio esas plazas de aparcamiento de más, «y a cambio, hacer un convenio con el colegio Gibraljaire y abrir por las tardes, hasta que suba la venta de aparcamientos y podamos hacer la zona deportiva».

Mario Cortés subrayó que se trata de «algo pendiente», hasta que mejore la economía y se note en el aparcamiento municipal.

Por su parte, la presidenta vecinal considera «absurdo» destinar el solar en un futuro a zona deportiva. «Aunque Miraflores no tiene nada de zona deportiva, con tanto niño que hay en el barrio se matarían por coger el campito, aparte de los pelotazos que darían al lado del centro de salud».

Maribel Bueno cree que se trata de una solución de trámite y poco costosa, «porque es echar una capa de asfalto y poner dos canastas». Para la asociación, la mejor opción es construir un centro de día de dos plantas, «con un centro para mayores y otro para la juventud en cada planta».

La presidenta recordó que el Ayuntamiento propuso, ante la falta de dinero, aprovechar los bajos de unas antiguas galerías en la calle Venegas para hacer un centro de mayores: «Querían hacer una permuta pero se han encontrado con que el 70% es de un señor y el resto de varios propietarios».

De momento, resalta, todos los proyectos están paralizados como consecuencia de la crisis. Y el solar, cogiendo más años y acumulando experiencia y suciedad.