¿Sabía que la principal causa de la obesidad son las desigualdades sociales? ¿Y que una persona sin estudios tiene hasta cuatro veces más riesgo de ser obesa que otra con una licenciatura? El jefe de la Unidad de Gestión Clínica de Endocrinología y Nutrición del Hospital Carlos Haya lanza estas llamativas manifestaciones y explica los por qués. La obesidad sigue en aumento y, a pesar de las cifras, y del incremento de las enfermedades como consecuencia directa, no se pone remedio. El experto lo tiene claro: hace falta un cambio de modelo social.

Usted sostiene que la obesidad y la diabetes están relacionadas con las desigualdades sociales, ¿por qué?

Efectivamente, la obesidad y la diabetes mellitus tipo 2 son enfermedades históricas, quiere decir que aparecen en un momento determinado de la historia. Aunque siempre hubo gordos, eran figuras o personajes literarios, como Sancho Panza. De hecho, los gordos han pasado a la historia porque eran excepcionales. La obesidad como problema sanitario y con ella la diabetes son enfermedades del siglo XX y del siglo XXI, por lo que hay que entenderla como enfermedad histórica vinculada a los cambios producidos en el siglo XXI porque los genes son los mismos probablemente que hace 40.000 años y lo que han cambiado no han sido los genes sino el mundo que nos rodea. Antes, hasta la Primera y la Segunda Guerra Mundial, predominaban los trabajos manuales, físicos y, a partir de la Segunda Guerra Mundial, el mundo se ha complicado y las cosas ya no están tan claras. La separación por clases sociales ya no está tan definida y más que la forma de trabajar destaca el nivel educativo. Lo que separa ahora mismo a la gente más que el trabajo que hacen es la formación.

¿Entonces las personas analfabetas o con estudios básicos tienen más riesgo de ser obesos?

Los diversos estudios, los que se han hecho a nivel nacional y los nuestros, confirman que la causa más importante de obesidad y diabetes tipo 2 y, con ellas, de otras enfermedades cardiovasculares relacionadas, son las desigualdades sociales, expresadas por el nivel cultural. Por ejemplo, en los estudios que nosotros hemos realizado si comparamos las personas que no tienen ningún estudio o primarios con las que tienen estudios universitarios, el riesgo de ser obeso puede ser hasta cuatro veces mayor. Eso quiere decir que si en nuestro país todo el mundo tuviera un nivel académico parecido al universitario podríamos simplemente con esto reducir por cuatro la proporción de personas obesas y diabéticas.

También sostiene usted que la crisis engorda...

Con la crisis las desigualdades sociales aumentarán, incluidas las educativas, porque esto es lo que nos anuncian. El diseño político que se está haciendo del mundo que viene, va a desembocar en un mundo más desigual, donde cada vez habrá más pobres y menos ricos, pero más ricos, y donde la gente más desfavorecida va a tener menos acceso a la educación. Dentro de este modelo no es nada difícil teorizar que van aumentar este tipo de enfermedades.

Pero, ¿por qué la educación académica incide directamente en estas enfermedades?, ¿es la causa de que me comporte de una determinada manera o de que me alimente de otra forma?, ¿condiciona los hábitos?

La cuestión es compleja, no se puede reducir a varios argumentos pero, en definitiva, una persona que está más educada está más cultivada y por tanto tiene más elementos para entender la complejidad. Esto hace que sea capaz de discriminar información, ésa es la clave. Las sociedades modernas son sociedades complejas, de forma que la educación sirve para discriminar la información. Por ejemplo, discriminar a la hora de ir a comprar al supermercado. En ese momento si algo sobra es oferta, variedad, sobre todo en marcas. Sin embargo, la mayor parte de esas marcas son iguales y no existe una gran diferencia por dentro. Por eso hay que tener una gran información, un gran entrenamiento para poder discriminar entre unas y otras y, a su vez, un grado de información para poder distinguir si es mejor tomar grasas polisaturadas o saturadas. Pues hay gente que no sabe qué es ni si es mejor tomar grasas polisaturadas o saturadas. Es sólo un ejemplo. Otro aspecto es que la gente con más educación, más formación, tiene más capacidad para organizar su vida y con ella el tiempo libre.

¿Y cómo debemos organizar nuestro tiempo libre?

Ésta es una parte muy importante, la de cómo los humanos modernos organizamos el tiempo libre. Ya no es sólo lo que comemos sino cómo utilizamos el tiempo libre para gastar energía, porque hoy día la mayoría de los trabajos son trabajos sin trabajo, ya que antes se le denominaba así por el gasto de unidad física, del gasto calórico y también por el oficio, pero es que ambas cosas iban asociadas. Un minero iba a la mina que era su trabajo y donde también desempeñaba un esfuerzo físico. Hoy día en la mayoría de los trabajos no se gasta energía, por lo que es una contradicción de los propios términos. Y, sin embargo, gastar energía es una condición imprescindible para estar sano. Hay que consumir para que no se acumule y para hacerlo hoy día tenemos que emplear el tiempo libre, fuera del trabajo. Antes cuando la gente llegaba de trabajar en el campo, en el arado, no tenía que hacer deporte, bastante tenía con llegar a casa y descansar, lo había consumido todo. Pero en este momento sólo se puede gastar en el tiempo libre, y planificarlo también exige un cierto grado de reflexión sobre cómo organizar la vida y éso lo hacen mejor las personas cultivadas que las que no. O el uso de la televisión. Viendo la televisión el único que gasta energía es el que corre, el resto, es decir, todos menos el que juega al fútbol, está ahorrando energía. Por tanto, el uso adecuado de la televisión en el tiempo libre es también necesario.

¿La obesidad y el sobrepeso han aumentado en los últimos años?

La obesidad y el sobrepeso están aumentando año tras años, por estas circunstancias. El modelo no ha cambiado, sino que se está profundizando en los aspectos negativos. La crisis está llevando precisamente a esa profundización en los aspectos negativos del modelo. Y, por tanto, la previsión de que el problema se vaya a reducir en los próximos años no es muy satisfactoria. La predicción es precisamente la contraria; uno porque los futuros obesos ya están hechos, que son nuestros niños; y dos porque no parece que se vaya a cambiar el modelo sino que se va a profundizar en lo peor de él como la pérdida del tiempo libre. Ahora hay que trabajar más, se están perdiendo derechos laborales, hay gente que tiene que volver al pluriempleo para ganar dinero... La precariedad laboral hace que la gente viva más atenta a su seguridad que a su salud. No le puedes pedir a un parado que haga yogging, bastante tiene con ir a buscar empleo, o a un pobre que haga una dieta saludable cuando comerá lo más barato o lo que pueda, o pedirle a una persona con pocos estudios que haga una reflexión sobre su salud.

EL MODELO SOCIAL

¿Las desigualdades están relacionadas con un problema de dinero?

No necesariamente. También hay determinadas personas, que tienen capacidad económica pero que pueden compartir y vivir en el espacio cultural de los pobres. Es un problema antropológico de una enorme complejidad. La obesidad no es más que la máxima expresión del despilfarro de un modelo de sociedad, un signo del malestar de la sociedad que acumula energía, calorías, como se acumula dinero en el banco. Acumulamos energía para que no falte, ésa es la función del tejido adiposo en los humanos. Por ejemplo, una almeja no tiene tejido adiposo porque está continuamente alimentándose, pero cuando los animales se hacen más complejos, inventan el tejido adiposo para tener grandes reservas calóricas para cuando llegue la época de escasez. Éso es lo que hacemos nosotros con el banco, con la cuenta corriente. El modelo capitalista lo que ha hecho es imitar una estrategia que la naturaleza ya había previsto hace mucho tiempo. Pero ahora que no se necesita de esta despensa alimentaria se produce un desencuentro entre la biología que tiende a ser precavida y un modelo de sociedad que ya no necesita de esas previsiones.