«El colectivo transexual es hoy el más discriminado de todos, y este estudio pone sobre la mesa las tareas para los gobernantes para que seamos ciudadanos de primera con los mismos derechos», aseguró ayer tajante Mar Cambrollé, presidenta de la Asociación de Transexuales de Andalucía y coordinadora del área Trans de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB).

Ayer, el colectivo dio un paso más para la igualdad, gracias a un estudio del departamento de Psicología Social de la Facultad de Estudios Sociales y del Trabajo de la Universidad de Málaga. Titulado Transexualidad en España, ha contado con la experiencia y las opiniones de un total de 153 personas transexuales, de los que 110 son mujeres y 43, hombres. Con una media de edad de 35 años, los encuestados han ayudado a los expertos a encontrar respuesta a muchos de los interrogantes surgidos desde el ámbito psicosocial.

Uno de los puntos más preocupantes es que el 33,8% del colectivo tiene unos ingresos mensuales de menos de 600 euros al mes. Y aunque este dato podría tener que ver con la coyuntura económica, más importante es saber que el 35,3% está en el paro y que de estos, el 58,4% no trabaja por ser transexual. No menos curioso es que el 41,2% ha ejercido alguna vez la prostitución al no ver otras salida laboral, ya que el 42,8% admite que se les ha rechazado abiertamente en algún trabajo por ser como son.

El director del estudio, Juan Manuel Domínguez, considera que al ser un colectivo «muy olvidado» hay que ayudar a visibilizarse. Sin embargo, las personas encuestadas aseguran haber tenido conflictos laborales y escolares en más de un 30% de los casos.

De entre todos aquellos que tienen trabajo, sólo un 22,2% poseen contrato, y un 24,2% del total dice haber sufrido acoso laboral. «Lo más preocupante es que el 47,2% de ellos asegura que no lo dieron solución, sino que aguantaron y lo soportaron. Esto refleja la vulnerabilidad del colectivo», lamenta.

La madre, un gran apoyo

Otro de los puntos más negativos surgidos del informe es la edad a la que el colectivo reconoce en público no sentirse bien con su cuerpo. La media de edad a la que estas personas son conscientes de ello es de 10,8 años, mientras que lo mantienen en secreto hasta los 18,8 años. «Normalmente eligen a la familia para contarlo por primera vez, y es la figura materna la que dicen que más les apoyó», apunta.

En cuanto a la hora de tomar decisiones relativas a su salud, la mayoría de las personas transexuales encuestadas han recibido tratamientos de hormonas €un 87%€. Baja más la cifra a la hora de ser intervenidos en un quirófano para, por ejemplo, extirpar o poner mamas o hacerse vasectomías, en concreto la cifra pasa a ser de un 55,6%. Sin embargo, la más llamativa de todas ellas es la de la reconstrucción genital, comúnmente conocida como «cambio de sexo». Sólo un 15% de los encuestados lo ha hecho y, de ellos, un 56,5% lo hizo en su comunidad autónoma y un 43,5% en otra región. La hipótesis que maneja el grupo de trabajo es que los tratamientos son largos y, en algunos casos, «obsoletos».

Con respecto al apoyo que el colectivo recibe por parte de su entorno más cercano, aseguraron sentir más apoyo emocional por parte de los amigos, aunque cuando se trata de ayuda económica, sienten que los más implicados son los familiares. Además, Domínguez explicó que al cuestionarles si están satisfechos con la vida, en un rango de 1 a 7, la puntuación más baja se registró cuando se les preguntó si querrían que todo fuese igual si pudieran vivir la vida de nuevo.