La reforma del Palacio de la Aduana, para su adaptación como Museo de Bellas Artes y Arqueológico, afronta su recta final, con idea de dar por concluidos los trabajos en verano tras casi 40 meses de obra.

Estos plazos supondrán un retraso de unos tres meses sobre el plazo previsto, como reconoció el arquitecto Ángel Pérez Mora, uno de los responsables de la dirección de la obra, quien adelantó que Sacyr, encargada de la ejecución de la obra, pedirá en breve esta prórroga en el plazo de ejecución al Ministerio de Cultura.

El retraso acumulado, que Pérez Mora subrayó que «es mínimo para una obra de esa envergadura», se debe fundamentalmente a la aparición de restos arqueológicos durante la ejecución de los trabajos. En concreto fue un tramo de muralla del antiguo puerto de Málaga, de origen fenicio y con sucesivas capas añadidas romanas y nazarí, que es la parte mejor conservada y más visible.

Estos restos aparecieron durante los trabajos en una de las esquinas del edificio, en la parte más cercana al grupo de palmeras que hay junto al Parque, donde se estaba habilitando una pequeña cafetería en la planta baja. Al parecer es una continuación de la muralla recuperada bajo la actual sede del Rectorado de la UMA en el Parque.

Su aparición obligó a realizar una catas especiales durante dos meses, que alteraron el cronograma de las obras. Además, el proyecto original fue modificado para integrar la muralla en el edificio y que sea visible en el suelo de la cafetería, como explicó el arquitecto Ángel Pérez Mora. De hecho, el presupuesto se tuvo que incrementar en 2,3 millones de euros para hacer frente a estos cambios, ascendiendo el coste final de la obra a unos 26 millones de euros.

A este retraso hay que sumarle el acumulado durante los pasados inviernos, cuando los días de lluvia ralentizaron la marcha de las obras, en especial en 2010, que fue especialmente lluvioso.

El director del proyecto destacó también que las obras de reurbanización de las calles del entorno -enlace con Alcazabilla y Cister- también afectaron al ritmo de las obras, ya que se alteró la entrada habitual de camiones y material a la obra.

Actualmente los trabajos se centran ya en terminar las instalaciones que darán servicio al edificio, como el aire acondicionado, la luminaria, la red eléctrica «e instalaciones especiales, que tiene varias», como aseguró el arquitecto, quien aclaró que afrontan la fase final de estos trabajos.

De forma paralela, se está negociando con el Ayuntamiento de Málaga el futuro de la calle Pintor Nogales, con idea de determinar si se peatonaliza o se deja abierta al tráfico de forma restringida, como estaba antes de la obra. Su remodelación entra dentro del proyecto, que prevé una partida para la reurbanización del entorno.

Pérez Mora, no obstante, afirmó que estos tres meses de retraso supondrán que en lugar de acabar en mayo la obra se entregará entre agosto y julio. A partir de ese momento, quedarán unos seis meses de trabajo para montar la exposición del Bellas Artes y del Arqueológico, con vistas a que se inaugure el museo en el primer trimestre de 2013.

Recuperar la imagen que tenía en 1922. El estudio de arquitectos formado por Ángel Pérez Mora, Fernando Pardo Calvo y Bernardo García Tapia ha sido el encargado de realizar el proyecto y dirigir la obra, que tiene como objetivo recuperar la imagen original del edificio hasta 1922, cuando un incendio acabó con el tejado a dos aguas. Precisamente este es el elemento central del proyecto, recuperando su fisionomía con una lectura contemporánea. Además, se eliminan los elementos añadidos durante años para habilitar unos 5.000 metros cuadrados de exposición, además de otros servicios como un auditorio con 200 plazas y un restaurante. m. f. Málaga