¿Cómo ha incidido la crisis en la representación consular en Málaga? ¿Se comprimen las administraciones también en sus delegaciones externas?

Málaga es una provincia de tradición consular bastante antigua. Tenemos testimonios de representantes que ya ejercían en 1643, especialmente como fedatarios de las cargas marítimas que partían desde el puerto. A finales del pasado año, se incorporó un nuevo consultado a la provincia, el de Albania, por lo que ya estamos 36 países representados. También se incorporó en los últimos tiempos el consulado general de Israel en Andalucía, que tiene sede en Marbella. Estamos ofreciendo apoyo a otros candidatos, malagueños también, que tienen aspiraciones de ser cónsules y, a su vez, tratando de aportar ideas a países que quieren tener representación. México, República Checa, Colombia, Uruguay y Argentina. Con todos estos países los contactos están muy avanzados y esperamos que el trámite culmine en los próximos dos años.

En el listado de consulados en Málaga aparecen países como Letonia e Islandia. No quiero parecer frívolo, pero personalmente se me escapan las conexiones...

Existen muchos motivos para querer estar representado en una circunscripción. En el caso de Letonia, por ejemplo, se trata de un país que perteneció a la Unión Soviética, con muchas ganas de abrirse a Europa. Gracias a su embajada han conseguido que haya un vuelo directo entre Riga y Madrid y ahora, precisamente, se trabaja para otra conexión aérea entre su capital y Málaga. El conocimiento y el intercambio de la realidad de la provincia con cualquier país del exterior es fundamental, si no hay una aproximación, si no existe conocimiento, no habrá posibilidades luego de que las relaciones sean más fructíferas. En el cuerpo existe la rotación de representantes, lo que significa que el embajador de un país puede representarlo en otro y arrastrara consigo los contactos y oportunidades del anterior. Al final esto no es un juego a dos bandas, sino multinacional. Hay que saber aprovechar las sinergias.

El conflicto entre judíos y palestinos sigue sin resolverse. ¿Un fracaso de la diplomacia?

El problema, como dice, sigue existiendo, pero precisamente gracias a la vía diplomática durante todos estos años no ha ido más. Hay problemas que duran quince días y otros que se hacen crónicos, pero para eso hay que insistir en la medicina, en este caso la diplomacia.

¿Ha descartado presentarse de nuevo a alcalde de la ciudad?

Fue una etapa de la que aprendí mucho, en un momento en el que el país estaba evolucionando. No me planteo participar en política. La sociedad civil organizada puede aportar mucho.