Las familias de dos niños andaluces afectados por una de las denominadas «enfermedades raras» presentaron ayer sendas reclamaciones en el Servicio Andaluz de Salud (SAS) ante lo que consideran que es una «falta de tratamiento» a sus hijos por «problemas burocráticos».

Estas reclamaciones se suman a la demanda presentada el jueves en el Juzgado de Instrucción número 5 de Sevilla en contra de la dirección del Hospital Virgen del Rocío y de su jefe de Endocrinología «por negarse a tramitar la solicitud de asistencia sanitaria» a uno de los pequeños, así como en contra de la consejera de Salud, María Jesús Montero, por «obstaculizar un procedimiento».

Las familias de Lucía (Sevilla), de 2 años, y Francisco (Málaga), de 12, explicaron ayer que ambos pequeños están afectados de lipodistrofia congénita generalizada, que requiere un tratamiento con leptina recombinante humana como «uso compasivo» que llega a España desde Estados Unidos únicamente al Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela.

La madre de Lucía, Yolanda Morales, detalló que, para que ese medicamento entre en España, se precisa la autorización del Ministerio de Sanidad a través de la Agencia del Medicamento, algo que ha ocurrido en el caso de su hija pero no en el del otro pequeño, que ya ha viajado en dos ocasiones a Estados Unidos para conseguir la medicación.

En ambos casos, para que puedan ser atendidos en Santiago de Compostela, se necesita además una solicitud de asistencia sanitaria que tiene que partir de los hospitales Virgen del Rocío de Sevilla y Carlos Haya de Málaga, a través del SAS, por tratarse de diferentes comunidades autónomas.

Según la versión de las familias, esa petición tampoco ha llegado al centro hospitalario gallego, por lo que denuncian que se está negando el derecho de los niños a la Sanidad «por el simple hecho de que no son gallegos» y afirman que existe una «discriminación por razón de donde viven» que consideran «alucinante» y «vergonzosa».

Morales acusó a la Junta de no actuar por «cuestiones políticas» y «desidia», además de querer «ponerse una medallita electoral» intentando que el tratamiento llegara directamente al Hospital Virgen del Rocío desde Estados Unidos, algo que no es posible ya que el centro de Santiago de Compostela es el único autorizado para recibirlo.