Sara tiene seis años, y ya con 18 meses era capaz de mantener conversaciones perfectamente. Sus intereses e inquietudes quedaron más que definidos cuando con cinco años, un día les dijo a sus padres que ya se le había pasado «la edad de las princesas». «Hay veces que no te queda más remedio que reírte», comentan Mónica Guijo y David Núñez, un matrimonio de 36 años de edad que ha visto cómo también la menor de sus dos hijas, Alicia, ha tomado el mismo camino que su hermana. Y con sólo cuatro años.

Sara y Alicia tienen una capacidad de aprendizaje muy por delante de cualquier niño de su edad, son niñas sobredotadas. De hecho, a Sara la han adelantado un curso en su colegio y a Alicia le añaden tareas a sus fichas.

Aprenden inglés en casa, se están enseñando a hablar chino y van a clases de música. Necesitan actividad y adoran la lectura.

Sus dudas se transforman en preguntas precoces para su edad. Quieren saber si la saliva se acaba, qué hay tras las estrellas, quién le puso nombre a las palabras, o cuántos tipos de cables existen.