«¿A dónde voy yo a estas alturas?», se pregunta José López Díaz, que lleva 32 años educando a niños y niñas de la Palma-Palmilla, los últimos 20 como director del colegio Doctor Gálvez Moll. Allí, además de profesor, prácticamente tiene que hacer de padre. No entendería su profesión en otro colegio. O en otro barrio.

Para ser maestro hay que tener vocación.

Sin duda.

¿Y para ser maestro en La Palma-Palmilla?

Vocación y una especial sensibilidad humana, porque la situación en la que estos niños llegan al colegio no es la normalizada. Situaciones sociales que no todo el mundo conoce o prefiere no conocer.

¿Cuál es el reto diario al que se enfrenta un profesor de un colegio de esta zona?

Salir indemne. Que no haya problemas. Muchas veces estos no vienen por el alumnado, sino que se deben al entorno. Nuestro centro abre sus puertas a las 7.30 horas con el aula matinal. Luego, es el desayuno. Todos los alumnos del colegio desayunan en el comedor. Estamos hablando de niños que vienen solos a clase: nadie les despierta, ni les peina, ni les viste... Llegan buscando el cariño de los profesores, que les digamos un «hola guapo» o les preguntemos cómo han dormido. Si los niños vienen al colegio es porque están a gusto en el colegio. Y eso es fundamental.

¿Además de educar a los niños tienen que educar a sus padres?

En un centro normalizado, la educación puede llegar a compartirse al 50% con las familias. Aquí es que muchas veces tenemos que ir hasta en contra de las familias, porque no colaboran, las tutorías son mínimas, casi un 40% de los padres y las madres cumplen en la actualidad condena en prisión, la movilidad social es tremenda... y todo esto afecta a nuestra labor diaria. Los niños cambian de colegio constantemente. De una población escolar de 180 alumnos, el año pasado tuvimos 45 movimientos. Si pedimos una autorización paterna para hacer una excursión, por ejemplo, los niños tienen que llevarse hasta el lápiz porque no tienen en casa.

¿Por qué hay vecinos de la Palmilla que optan por llevar a sus hijos a colegios de fuera?

En principio lo respetamos. Además, es una posibilidad que la legislación actual les da. Pero también pensamos que hay un desconocimiento de la labor que realizamos en los centros educativos de la zona. Por eso vamos a dar este paso adelante con la Expo-Educación, para mostrar a la ciudadanía nuestro día a día. Muchas veces, estas mismas familias buscan ese extra que necesitan sus hijos en la misma zona a través de las distintas ONG que realizan actividades de apoyo escolar. La excelencia no está fuera de La Palmilla.

Pero con el panorama que me está contando, ¿no comprende que esos padres quieran otra cosa para sus hijos?

Entiendo que el padre quiera lo mejor para sus hijos, pero es que lo mejor no está precisamente fuera. Muchas veces la calidad de la educación y de los servicios que se ofertan están más cerca de sus casas.

¿Sería una ayuda para los niños de su centro estar escolarizados con estos otros que se van?

Cuanto más normalizado sea el ambiente, más fácil es la tarea educativa. La mitad de los alumnos de muchos centros del entorno proceden de La Palma-Palmilla y entran sin puntos, porque no son de la zona.

¿Ha tenido alumnos que han llegado a la Universidad?

Sí. Licenciados en Psicología, graduados en Trabajo Social, policías locales... Para mí es muy gratificante. Me dan las gracias.

¿No hubiera preferido desarrollar su carrera docente en otro colegio?

¿A dónde voy a estas alturas? Las zonas de difícil desempeño, de compensatoria, al final te enganchan.