El terrible hallazgo se produjo a mediodía de ayer, precisamente cuando la Policía Nacional de Málaga estaba a punto de solicitar colaboración ciudadana para localizar a la víctima, desaparecida en extrañas circunstancia desde el pasado viernes.

Los investigadores encontraron el cuerpo de Salvador Andrés Reina, un abogado generalista de 49 años, en el maletero de su propio vehículo. El coche, un Volvo azul metalizado, estaba aparcado en la calle de Ramón Alarcón, muy cerca de la estación de autobuses de la capital. Los agentes llegaron hasta allí guiados por P. R. B., un ciudadano alemán de 50 años que previamente había sido detenido por su presunta implicación en la desaparición y muerte del letrado. Fuentes cercanas al caso aseguran que al arrestado le constan antecedentes policiales.

Tras la detención del ciudadano alemán y los primeros interrogatorios, los agentes se esperaban lo peor. Se encontraron un cadáver que presentaba evidentes signos de violencia, varios golpes y estaba ensangrentado. Aun así, no vieron clara la causa exacta de la muerte e incluso se barajó la posibilidad de un fallecimiento por asfixia, por lo que están a la espera de la autopsia que los forenses practicarán al cuerpo durante la jornada de hoy en el Instituto de Medicina Legal de Málaga.

El móvil sí parece estar más claro. Los investigadores, la familia y los compañeros del fallecido hablan del robo como principal hipótesis del crimen. Incluso se menciona una cantidad. Un total de 1.200 euros que el detenido pudo sacar u obligarle a extraer a la víctima de dos entidades bancarias diferentes y con distintas tarjetas de crédito. Seiscientos euros que limita diariamente el reintegro.

Cámaras. Fueron precisamente estos movimientos bancarios los que dieron a la policía la primera pista de un caso que comenzó a investigarse como un secuestro. Esas extracciones facilitaron la imagen y la identidad del detenido a través de varias cámaras de seguridad, según las fuentes consultadas.

Las investigaciones policiales se iniciaron el pasado sábado, cuando la familia del abogado acudió a la Policía Nacional para denunciar su extraña desaparición. Ésta se fechó el viernes, un día antes, cuando Reina se marchó a su despacho, localizado en la calle Martínez Maldonado, y nunca regresó a casa. Desapareció sin dejar rastro.

Los investigadores consideran que allí le estaba esperando P. R. B. haciéndose pasar como un posible cliente, hecho que al parecer ya había intentado poco antes en otro despacho de abogados. Fuentes de la familia de la víctima aseguran que pudo ser abordado y amenazado en el garaje del edificio, circunstancia que podría haber favorecido que ambos salieran en el vehículo del letrado.

Por su parte, el Colegio de Abogados de Málaga se refirió ayer a Salvador Andrés Reina como un profesional que «ha sido asesinado cumpliendo con sus obligaciones como abogado, atendiendo en su despacho a un desconocido que resultó no ser un cliente, sino un ladrón y un asesino». Salvador Andrés Reina deja viuda y dos hijos de 15 y 18 años.