Peter Rudolph Bertz nació en Múnich hace 50 años, aunque lleva media vida en la Costa del Sol. Sus problemas con la justicia comenzaron en España en 1986, cuando fue detenido por delitos de estafa, lesiones y robo con fuerza cometidos en Torre del Mar. La víctima, también alemana, denunció los hechos en su país, por lo que fue extraditado en virtud de una orden europea de detención para cumplir allí la correspondiente pena de prisión. Volvió a España y, según explicó ayer Valentín Bahut, hasta el pasado miércoles también era buscado por dos órdenes de detención por apropiación indebida fechadas en febrero y de junio de 2011 en juzgados de Málaga y Torremolinos.

El responsable policial definió al detenido como un hombre sin actividad laboral conocida, sin domicilios fijos y con «una vida itinerante y un tanto agitada». La descripción policial apunta a que se trata de un hombre que «funciona con varios nombres falsos», que domina cuatro idiomas y que normalmente se hace pasar por británico, como parece ser que hizo el pasado viernes.

El perfil que hacen sus vecinos tiene matices diferentes. «Era un hombre muy discreto que no hablaba casi con nadie y que destacaba por llevar siempre la misma ropa deportiva y tener un aspecto poco aseado», dice uno de ellos. Una vecina del mismo edificio asegura que su marido sí habló alguna vez con el detenido: «Tenía una enorme facilidad para hablar en distintos idiomas. Dominaba sin acento el inglés y el español. Y sólo nos había dicho que era de Marbella y que pronto se iría otra vez a la otra parte de la costa».