El exedil de Marbella Tomás Reñones, acusado en el caso 'Malaya', ha asegurado que el que fuera alcalde marbellí y presidente del Grupo Independiente Liberal (GIL), Jesús Gil y Gil, les comunicó que había llegado a un acuerdo con el entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, y con el también alto cargo andaluz Gaspar Zarrías para disolver el partido, acuerdo que ha enmarcado en las negociaciones de la moción de censura contra el exregidor, Julián Muñoz.

Reñones, que ha comenzado a declarar este lunes en el juicio contra la presunta corrupción, ha explicado la moción de censura, aunque ha asegurado que no estuvo en las negociaciones previas, sino que Gil le llamó cuando ya estaban cerrados los primeros pactos. Así, ha indicado que él estaba en contra de esta medida, porque "no tenía nada" contra Muñoz, pero que finalmente la apoyó "por amistad" con Jesús Gil, que se lo pidió como favor personal.

En este contexto, el exconcejal ha dicho que Gil, en una reunión, les informó a los ediles de la formación que iban a firmar la moción de censura: "estoy harto, quiero dejar la política, he llegado a un acuerdo con Sevilla, con el señor Chaves y con el señor Zarrías, y voy a entregar el partido, va a desaparecer y a Marbella se le van a solucionar todos los problemas y yo por Marbella hago desaparecer el GIL".

Reñones, que también fue alcalde de Marbella justo antes de la disolución del Ayuntamiento, ha apuntado que en ese momento pensó que si existían esos acuerdos, también con los entonces portavoces marbellíes del PSOE y del PA, Isabel García Marcos y Carlos Fernández, "está claro que se van a acabar todas las historias que rodeaban Marbella porque le estaba entregando al PSOE la ciudad".

Sobre supuestos pagos, ha manifestado que "ni me llega sobre, ni me lo ofrecen, ni me lo comentan" y ha considerado que la "excusa" que pone el presunto cerebro de la supuesta trama, Juan Antonio Roca, para justificar entregas de dinero a los portavoces de los grupos que formaron el gobierno que salió de la moción de censura para mantener la unión es "ni medianamente creíble", apuntando que "siempre he ido a mi bola".

Respecto al urbanismo, ha insistido en que siempre ha seguido las directrices de los técnicos, al no tener conocimientos del tema. Ha explicado que en las comisiones de gobierno no se votaba ni se debatían los asuntos urbanísticos ni otros, sino que se seguían las indicaciones de los responsables de cada departamento. Además, ha dicho que los convenios llegaban ya negociados a estas reuniones.