Cuando el alcalde inauguró el centro social de Lagunillas en 2008, en la calle Poeta Concha Méndez, la asociación de vecinos no podía prever que a los pocos meses se le quedaría pequeña por la avalancha de personas pidiendo para comer.

La crisis económica convirtió los alrededor de 20 metros cuadrados que le habían correspondido a este colectivo en totalmente insuficientes para atender a las cerca de 3.000 personas que todos los meses reciben alimentos y que la asociación se encarga de almacenar y distribuir, tras recogerlos en Bancosol y Mercamálaga, entre otros puntos.

El verano pasado el Ayuntamiento dio con la solución, tras llegar a un acuerdo con los vecinos para cederles por cuatro años renovables un local de unos 15 metros cuadrados, justo al lado del centro ciudadano, en la misma calle.

Desde hace un par de semanas, tras producirse la cesión, la asociación de vecinos está haciendo las obras necesarias para convertir el local en sede y almacén, pues el Ayuntamiento lo entregó sin obra alguna a causa de la crisis.

«Aquí el único que nos echa un cable es el Ayuntamiento porque la Junta de Andalucía ni nos coge el teléfono. Los pobres sólo les interesamos para votar», critica Curro López, el presidente vecinal, que señala que el Consistorio le ha ayudado también aportando los materiales que faltan, aunque también quiere resaltar la importante ayuda que ha recibido de empresas y entidades.

La arena, por ejemplo, ha corrido a cuenta de la cantera Aripisa de Alhaurín de la Torre «que nos ha dado lo que nos ha hecho falta, por lo menos 1.500 euros de arena», cuenta el presidente vecinal, que señala que la Azulejera Malagueña también ha contribuido con buena parte de los azulejos, mientras que la fábrica de cemento de La Araña les regaló 20 sacos de cemento.

En cuanto a la mano de obra, el Rotary Club de Marbella, que ya les donó una furgoneta para poder recoger los alimentos y paga el seguro del coche, ha proporcionado dos albañiles, mano de obra por 4.000 euros. Además, participan un par de voluntarios.

Mientras avanzan las obras, que estarán listas en una semana, quedan todavía cosas por conseguir como las puertas interiores (80 euros) y la de la calle (260 euros) , así como dos ventanas, valoradas cada una en 70 euros.

La asociación, que reparte alimentos por cita previa para evitar la picaresca, también busca otras vías para conseguir sus fines: Curro López tiene un programa semanal de radio en el 94.1 en el que la publicidad puede pagarse en dinero o en especie. Al fin y al cabo, alimentos para que puedan comer los que poco o nada tienen.