La Fiscalía de Málaga pide un total de 52 años de cárcel para cuatro acusados de matar de un navajazo a un ciudadano colombiano que intentó mediar en una pelea. En los hechos participaron otros dos menores, y uno de los adultos investigados fue detenido tras bajarse de un autocar en el que viajó a Madrid poco después del suceso, en marzo de 2011. Éste se jactó del crimen mientras hablaba con un amigo por su móvil, sin percatarse de que a su lado iba sentado un policía fuera de servicio.

Según consta en la calificación fiscal, sobre las 19.30 horas del 12 de marzo de 2011, los cuatro acusados y dos menores llegaron a la plaza Murillo Carreras de la capital en un Opel Kadett. Todos ellos, siempre según la Fiscalía, se pusieron de acuerdo y llevaban armas blancas. Estaban esperando a otros «a los que pretendían matar, en represalia por un incidente que había ocurrido días antes en una discoteca y, al avistar un grupo en el que se encontraban entre otros, un testigo protegido y J. F. C. C., se acercaron a ellos y comenzaron a hostigarlos», relata el ministerio público.

El testigo recibió un golpe, por lo que J. F. C. C. se interpuso para protegerlo, momento en el que los acusados, de forma «sorpresiva e inesperada, blandieron sus armas blancas, con lo que impedían toda defensa, dada su superioridad numérica». De forma deliberada, E. A. L., uno de los cuatro acusados, propinó a J. F. C. C. «un golpe en el abdomen con un cuchillo jamonero». El impacto tuvo tal virulencia «que le produjo una herida incisa que afectó al hígado, vesícula, páncreas y estómago». Finalmente, murió tras sufrir un shock hipovolémico a las 23.30 horas. Luego se dieron a la fuga, intimidando a los presentes con sus armas para impedir que solicitaran auxilio policial. De hecho, C. A. E. llegó a decir, indica la acusación pública en su escrito, que no «le importaba matar a otro».

El acusado O. E. C. «se jactó de lo ocurrido en una conversación telefónica cuando hablaba con un individuo no identificado, a bordo del autobús que en la madrugada del 13 al 14 de marzo le trasladaba a Madrid, donde fue detenido a su llegada», relata la acusación.

De hecho, junto a él viajaba un policía nacional de paisano. Éste llamó al 091 para verificar la información que escuchó y, tras comprobarla, la coordinación policial propició que se montase un dispositivo en la estación madrileña Méndez Álvaro con el objetivo de identificar y detener al participante en el homicidio. Llegaron a la estación a las 5.30 horas de la madrugada, y pudieron arrestar al encausado gracias a los mensajes de texto que envió el agente a sus compañeros. La Fiscalía pide 13 años para cada uno de los cuatro encausados e indemnizaciones que suman 280.000 euros.