Todos los alcaldes malagueños entrevistados por este periódico a propósito de una posible unificación de municipios para hacerlos más rentables rechazan esta iniciativa frontalmente. El principal argumento: supondría un perjuicio en la calidad de los servicios que se brindan a los vecinos.

David Fernández es el regidor de Júzcar, el tercer municipio de la provincia menos poblado. Asegura que el servicio que prestan los ayuntamientos tan pequeños como el que preside son «esenciales» para sus vecinos.

«El Consistorio presta aquí los servicios normales y habituales además de ser asesores casi personales de los vecinos. Nuestra población está bastante envejecida y vienen para pagar un recibo en efectivo o hasta para que le recarguemos el saldo del móvil. Si les trasladamos la sede a otro sitio y les decimos, encima, que los responsables son otros que no conocen, seguro que no lo entenderían», asegura el regidor de la pequeña localidad de la Serranía de Ronda.

Una tesitura muy compartida por el resto de homónimos de localidades con poblaciones similares. En el otro extremo de la provincia de Málaga, en Cútar, su alcalde, Francisco Ruiz, también hace alusión a la cercanía que ofrecen estas entidades para las poblaciones a las que representan.

«No estoy de acuerdo con esos planteamientos. Supondría un retroceso en la calidad de vida de los municipios porque no es lógico alejar las casas consistoriales de núcleos de población, en muchos casos, históricamente asentados. Los vecinos no lo entenderían en absoluto», explica.

En la no muy lejana Sedella, en cambio, su munícipe, José Antonio Gutiérrez, al igual que sus compañeros, ha oído hablar algo de estos estudios de eficiencia comunitaria. Elude entrar en el asunto porque dice querer «conocerlo más a fondo», aunque admite que, «de ser como se está planteando, sería muy difícil unir algunos pueblos porque cada uno es un mundo diferente».

Precisamente, el temor de que una fusión no sería comprendida por sus vecinos es lo más habitual entre los regidores de los municipios pequeños malagueños. Mucho más en aquellos que, por historia, han sido parte de otros y obtuvieron su independencia tras años de reivindicaciones. Es el caso de Villanueva de la Concepción, en la comarca de Antequera.

Se trata del último municipio que logró obtener su entidad local propia, tan sólo hace tres años, y su alcalde, Gonzalo Sánchez, dice que es, directamente, «impensable» que Villanueva de la Concepción vuelva a formar parte de la ciudad de El Torcal.

«Somos un núcleo de población con entidad propia. No tenemos nada que ver con Antequera y estamos bastante lejos. Nuestros vecinos, desde la segregación, están muy contentos por no tener que desplazarse hasta Antequera para hacer cualquier gestión y, como no, porque ahora, con más razón, pueden sentirse del pueblo que de siempre se han sentido, de Villanueva de la Concepción. Que después de tres años volvamos a ser otra cosa que no sea eso, no sería, en absoluto, entendida por la población».

Financiación. Ante este panorama, los principales responsables políticos de las localidades menos pobladas de la provincia no dudan en señalar por dónde podrían obtenerse el ansiado ahorro. El primero de ellos es mejorar la actual ley de financiación de las entidades municipales.

«Creo que todo esto no sería necesario con una buena ley de financiación local que diera solución a todos los problemas que en la actualidad acechan a las administraciones locales. El futuro de los ayuntamientos pasa por proporcionar herramientas que faciliten la gestión, optimizando los recursos sin que se vea mermada la calidad de los servicios que se prestan a los ciudadanos», argumenta el alcalde de Cómpeta, José Luis Torres.

Por ello, el munícipe competeño y muchos de sus iguales consideran que mancomunar servicios puede ser una de las vías que puedan evitar las innombrables fusiones entre ayuntamientos.

«Fusiones no, pero agrupar servicios entre varias localidades siempre es interesante porque podemos lograr ahorros muy importantes. Además, convendría erradicar la creación de infraestructuras que municipios tan pequeños como el que presido, por ejemplo, les cueste trabajo de mantener; como una piscina olímpica», apunta el alcalde de Cútar, si bien éste último es un postulado muy compartido por el resto de alcaldes entrevistados.

En resumen: agrupar servicios entre pueblos para compartir gastos y ahorrarse costes, gastar en lo estrictamente necesario para evitar, a toda costa, la fusión entre consistorios. «Si ya somos municipios de segunda, con las uniones, pasaríamos a ser de tercera», sentencia el acalde de Alfarnatejo, Antonio Benítez.