La amenaza de la lluvia, que estará presente durante buena parte de la Semana Santa, ha frustrado las previsiones de los empresarios de playa de la provincia, que confiaban en el efecto de los días de fiesta para compensar las pérdidas del pasado febrero y mejorar los resultados del año anterior. Según Norberto del Castillo, responsable del colectivo en Andalucía, el sector no ha perdido la esperanza de que se corrija la previsión y los turistas acudan a los chiringuitos, especialmente en lo que respecta al tramo final de las vacaciones. «Tuvimos un febrero complicado por el frío y esperamos que esto cambie», señaló.

De acuerdo con el empresario, la predisposición turística en el arranque de las fiestas parece favorable, aunque supeditada, en gran medida, a la respuesta del clima, que volverá a ser decisiva. «Se nota que hay una energía y que ha venido la gente, pero con lluvia es difícil que tengamos una buena Semana Santa», reseñó.

Del Castillo puntualizó que el primer fin de semana de las fiestas ha estado marcado por la ambigüedad del tiempo, que apenas escampó a última hora del domingo. Los chiringuitos, recordó, son todavía más sensibles a las precipitaciones que el resto de subsectores de la industria, ya que, el mal tiempo afecta, incluso, si se registra en otras provincias. «Nuestros clientes son mayoritariamente nacionales y cuando llueve, aunque no sea en Málaga, nadie piensa en ir a la playa», resaltó.

Los empresarios temen que la previsión del clima incida en una temporada que se plantea mejor que la anterior, aunque sin olvidar la caída del consumo. «Estamos obligados a ser optimistas, la crisis sigue afectando, pero esperamos una estabilización dentro de la incertidumbre; esto se alarga tanto que tiene que volver la normalidad», indicó.