Si algo sabe Lola Denis después de 25 años al frente de su tienda es escuchar. «El tener las puertas abiertas para los demás te crea una relación. Yo no tengo móvil ni ordenador y todo el mundo se sorprende pero tengo la comunicación directa», explica, mientras cuenta casos de personas que acuden a su tienda sin conocerla y le cuentan su vida. Y a veces, dice con una sonrisa, el haber practicado teatro también le ayuda a tener paciencia, como una ocasión en la que entró una madre con una turbamulta de niños revoltosos, aunque Lola supo mantener la calma.

Precisamente, una niña protagonizó una anécdota que arranca sus carcajadas, además de resaltar la importancia que para muchos clientes tiene su tienda. «Un día me puse enferma y no abrí y recuerdo que llegó el día siguiente y como a mí llegan muchas veces buscando cosas después de buscar en muchas partes como si fuera un milagro, entró una chiquilla de 5 ó 6 años con su madre –estuvieron en la tienda el día anterior– y la niña le dijo a la madre: Menos mal que no se ha muerto porque se llega a morir y no lo encuentras».