La crisis se evidenció en Málaga con la caída estrepitosa de la construcción. Al tiempo que miles personas se quedaban sin empleo ante la falta de demanda inmobiliaria, las estadísticas reflejaban que la mayoría de los desempleados no llegaba a los estudios básicos y que el azote de la destrucción laboral seguiría amenazando con mayor fuerza a los menos cualificados. El 80% de los españoles que perdieron su empleo durante la crisis sólo estaba en posesión del Graduado Escolar o ni siquiera eso.

Durante la década de los 90 y bien entrado el nuevo siglo, la Costa del Sol recibió a centenares de jóvenes que decidieron abandonar sus estudios para formar parte del boom inmobiliario. Fueron años de bonanza económica que dejaron a su paso un buen puñado de nuevas urbanizaciones, miles de «adosados» y un enorme grupo de jóvenes sin estudios pero con una buena nómina a final de mes.

Una realidad muy distinta a la actual, donde miles de familias, tanto malagueñas como andaluzas viven en una situación extrema por tener uno, varios o todos su miembros en paro. Por primera vez en una nuestra historia, desde el último trimestre de 2011, el número de ocupados con estudios superiores en España supera al de ocupados con estudios de nivel bajo.

Ésta es una de las conclusiones a la que llega un estudio de la Fundación de Economía Aplicada (Fedea) elaborado por los profesores Florentino Felgueroso y Luis Garicano sobre el incierto futuro de los menos preparados. Según se extrae de este informe, no sólo el desempleo es mayor en el grupo de población con un nivel académico primario, también la industria que requería de personal con una mayor cualificación, ha sufrido menos el envite de la crisis económica.

Esto no quiere decir que los mejor formados estén a salvo del desempleo. Tal y como evidencia el gráfico de Parados por nivel educativo, el número de desempleados con estudios superiores en España se multiplicó por dos en los últimos seis años. Es decir, tienen graves problemas a la hora de encontrar un trabajo pero no tantos como los desempleados.

Muchos de estos parados no son obra de la construcción exclusivamente, la crisis también es evidente en otros sectores como el turismo o la hostelería. De las 82 actividades recogidas por la Clasificación Nacional de Actividades (CNAE 2009) que incluyen un empleo superior a 5000 personas, en 66 de ellas se observa una caída de las personas con más estudios.

Esta clasificación elaborada por el Instituto Nacional de Estadística recoge todas aquellas profesiones en España que van desde la Agricultura y pesca hasta las actividades relacionadas con organismos y organizaciones extraterritoriales. Sólo en 11 de ellas se notó un incremento de los empleados tanto en el grupo de los menos formados como en el grupo de los mejor preparados y el incremento de éstos últimos fue de un 8% con respecto a los españoles con estudios básicos.

Futuro. El presente es complicado pero el futuro plantea además un interrogante, tanto a desempleados, como a trabajadores en activo y jóvenes en edad de lanzarse al mundo laboral. Según el estudio Muy malos tiempos para los menos educados, la tendencia en los países desarrollados es el incremento de la desigualdad entre las personas con diferentes niveles educativos.

Mientras que hace unos años la mayoría de los jóvenes con más ingresos se dedicaban a profesiones que no requerían de un perfil académico superior, actualmente la situación es muy distinta y se puede concluir que sin estudios el futuro se vuelve complejo.

Para darle la vuelta a esta situación, desde Fedea consideran necesario una reforma educativa de urgencia para detener e incluso llegar a erradicar el abandono escolar temprano. Aunque las últimas cifras de Málaga detectan una leve mejora en este aspecto, lo cierto es que los jóvenes de la provincia siguen estando en el ranking de los peor formados de la Unión Europea, con una tasa de abandono de casi el 34%.

Otro camino para solucionar el problema de la baja formación pasaría por transformar las políticas activas, en especial las dedicadas a formación del desempleado, según indican desde la fundación. Para ello, sería imprescindible fomentar talleres y cursos de reciclaje profesional que no solo formen en la práctica si no también en la teoría.