Lo normal sería que en el mercado del vehículo de ocasión haya un coche para cada bolsillo. Sin embargo, con toda la crisis encima, la necesidad de movilidad y la escasez de dinero derivan en la búsqueda de lo que ya se denominan los coches mileuristas. Son automóviles que por lo general no superan los 1.500 euros pero que resultan muy atractivos para los menos pudientes. La tendencia es clara. Cada vez es más difícil encontrar una de estas gangas que no haya sido comprada a los pocos días por otro interesado.

Es lo que dicen los números. Según los datos del Instituto de Estudios de Automoción (IEA), durante los tres primeros meses de este año en la provincia de Málaga se han vendido 12.505 turismos de segunda mano. 5.494 coches, el 44% del total, tenían más de diez años, y 3.973, casi el 32%, suman entre cinco y diez años de antigüedad.

En estos tres meses, la venta de coches con más de 10 años ha aumentado más de un 14% respecto al mismo trimestre de 2010. Ambos grupos representan más del 75% de este mercado. Los datos del IEA subrayan la misma tendencia en los todoterrenos de segunda mano, ya que de los 1.408 vehículos de este segmento vendidos entre enero y marzo de este año 1.035 de ellos tenían de cinco años en adelante.

Concretamente, la mayoría, 544, tenían más de diez años y 491 entre cinco y diez.

Esta dinámica de consumo no es nueva. De hecho, lleva realizándose desde que los primeros síntomas de la crisis económica comenzaron a notarse. La novedad es que ahora la demanda de estos coches chatarra es cada vez mayor y está generando una fuerte subida del precio de estos vehículos tan poco eficientes ecológicamente y escasamente seguros para circular.

Un reciente estudio de AutoScout24 desvela que la evolución de este fenómeno no ha parado de crecer desde el año 2009. En los datos publicados puede observarse claramente que los vehículos que se venden entre los 600 y los 1.500 euros aumentaron sus transacciones entre un tres y un ocho por ciento aproximadamente durante el pasado 2011. A priori no parece una subida de ventas tan grande, pero basta con mirar el volumen porcentual de adquisiciones de estos coches usados durante el 2009 y el 2010 para comprobar que la cantidad de su oferta no ha dejado de bajar desde entonces.

Cuanto menor es el valor de los vehículos usados, menor es también la cantidad de ellos que permanecen durante un tiempo en el mercado sin ser adquiridos de manera veloz. Tal es la demanda que, si en el año 2010 los vehículos que costaban menos de 300 euros sólo mostraban un valor negativo en su oferta del 3,9%, el pasado año superaron el 40%. Esto significa que de los 1.728.190 coches de segunda mano que se vendieron en España el pasado año, un 44% superaba los diez años de antigüedad (aproximadamente 760.000 unidades), según la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor.

La dinámica no ha hecho más que continuar en el presente 2012, lo que ha dejado un gran vacío entre la cantidad de estos vehículos disponibles en el mercado y el resto de automóviles usados que se mueven en la franja de entre los 300 a los más de 1.500 euros.

Para Manuel Palma, portavoz de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), «con la crisis no se venden coches, pero nadie renuncia a ellos. Obviamente, los vehículos de kilómetro 0 y los usados son los que menos causan este descenso».

Palma opina que «debería regularse la venta de estos vehículos tan antiguos, ya que suponen un peligro al no reunir las condiciones mínimas para circular». Lo cierto es que la mayoría de consultoras y asociaciones automovilísticas recomiendan un análisis exhaustivo de estos automóviles antes de tomar la decisión de comprarlos, puesto que su edad (más del 28% superan los siete años de media según AutoScout24) y su alto kilometraje (aproximadamente el 25% de ellos superan los 95.000 kilómetros, según las mismas fuentes), los convierten en «una bomba de relojería», tal y cómo apunta el representante de ANFAC.

El propio Palma apunta que no es bueno circular con coches sin las mínimas garantías: «Con la desaparición del Plan Prever y la reducción de las ayudas estatales a la compra de nuevos turismos, los coches antiguos no han hecho más que reciclarse en vez de ir al desguace. Al final acabaremos como en Cuba».