La provincia de Málaga es una de las más visitadas del país desde hace décadas. Por ello, no es de extrañar que la vendida como Costa del Sol sea destino no solo de turistas, sino también de extranjeros que la eligen para su retiro dorado. Los hospitales malagueños se saturan en época estival, y es que según el informe «La situación del sistema sanitario malagueño» de la Fundación Ciedes, en la provincia hay 1.593.068 habitantes, con una población de referencia a efectos de financiación de los hospitales de 1.269.252, con 66.439 personas en situación irregular; y 40.887 turistas susceptibles de ser atendidos.

El Gobierno dio hace dos días la voz de alarma y ayer ya empezó a darle cuerpo a la que parece que será una reforma ambiciosa. Se recortarán 7.000 millones de euros en sanidad, y parte del ahorro podría venir del uso que de la salud llevan a cabo algunos extranjeros. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, manifestó ayer que hay que limitar el «abuso» que hacen los extranjeros de la sanidad española y también al consumo excesivo de recetas y fármacos.

En este sentido, la directora del Observatorio de Gerontoinmigraciones y profesora de Derecho Internacional Privado de la Universidad de Málaga, Mayte Echezarreta, advierte de que hay que ser cautelosos porque la sanidad española es un valor de atracción, «y nunca obstaculizar la libre circulación». Así, apuesta por controlar la cifra de extranjeros residentes con un mapa y por obligar a que estos importen sus derechos sanitarios, es decir, que su país de origen pague una parte a España por ellos y así evitar que se utilice la tarjeta sanitaria europea -con la que se atiende cualquier urgencia- para prestaciones sanitarias de enfermos crónicos, como diálisis o quimioterapia.

Para ello, se necesita una solicitud a su país para que les reconozca como residentes en el extranjero, lo que supone menos de 3.000 euros al año por persona. «Hay que negociar con los países emisores, decirles: tenemos a tus jubilados, vamos a colaborar», dice. Por ello, apuesta por mejorar la gestión, elevar las cuotas a los países de origen y negociar la sostenibilidad de los jubilados.

Sobre los 7.000 millones de euros de recorte en sanidad, el presidente del Colegio de Médicos de Málaga, Juan José Sánchez Luque, cree que el copago es «interesante» siempre que no afecte a quienes tienen menos recursos, y alerta de que es imprescindible reorganizar la sanidad en el consejo interterritorial, implantar la homogeneización y despolitizar el sector. También aboga por la central de compras y por no medicalizar a la población.

Por su parte, el presidente del sindicato médico de Málaga, Fermín Parrondo, ve necesario que se implante la tarjeta sanitaria única y dar los servicios en función de cada ciudadano y de sus características. «No es lo mismo poner una prótesis a alguien de 100 años que de 50». «Hay que poner límites, priorizar».

Así, el presidente del sindicato de enfermería Satse, Eugenio Pérez, alerta de que Andalucía ya ha aplicado medidas de ahorro en el sector, como la subasta de medicamentos. «La comunidad tiene un presupuesto de 9.300 millones, si se reduce un 20% habrá que cerrar hospitales y dejar de dar servicios. Hay que ser eficientes para tener una sanidad de calidad, con esos recortes se cargarán el sistema», añade, al tiempo que critica la posibilidad del copago. «Será repago, todos pagamos impuestos. Afectará a los más desfavorecidos».

El secretario de CCOO Málaga, Antonio Herrera, calificó de fraude el anuncio y señaló que la provincia podría perder 1.000 empleos en el sector sanitario.

La población como variable clave en el uso sanitario. La variable fundamental que se toma como referencia a la hora de asignar recursos sanitarios y presupuestos de gasto es la población asignada a un territorio o población, aunque junto a este indicador existen otros aspectos que inciden en el desarrollo de la actividad sanitaria, como pueden ser el flujo turístico o de inmigración que, en algunos casos, pueden saturar el cumplimiento de los objetivos inicialmente fijados. Pese a las transferencias que compensan este tipo de asistencia, hay algunos casos difíciles de facturar, según el II Plan Estratégico de Málaga de la Fundación Ciedes en su cuaderno número once, «La situación del sistema sanitario malagueño».

Málaga es, además, la provincia andaluza que encabeza esta realidad. La capital de la región que mayor incremento de población ha registrado entre 2000 y 2010 con una subida del 7%, frente al 3% de aumento medio. Pero es que, además, el notable incremento de habitantes en la provincia es debido en gran medida al aumento de los extranjeros, que se han cuadriplicado entre 2000 y 2010, hasta alcanzar los 275.027 y representando cerca del 40% de la población extranjera empadronada en Andalucía. Pero esto en lo que se refiere a población censada, a lo que hay que sumar la extranjera en situación irregular o no contabilizada y el hecho de que la provincia recibe más de siete millones de turistas al año, lo que afecta directamente al desarrollo de la actividad sanitaria incidiendo de forma considerable la presión sanitaria.