Hace 23 años llegó a Los Asperones y hace 22 asumió la dirección del centro educativo. De los primeros tiempos recuerda la desconfianza de muchos padres. «Cuando querían reunirse conmigo me decían: vale, usted es la directora, pero que venga también el director», recuerda entre risas. «La sociedad gitana es algo machista en ese sentido y no les gusta que una mujer esté al mando de nada».

Éste es precisamente uno de los asuntos que intentaron abordar desde la política curricular del centro. Aunque dice que las familias nunca han hecho diferencias a la hora de escolarizar a sus hijas, en algunos aspectos como el comedor se notaban las diferencias. «Las niñas querían limpiar siempre los platos de sus hermanos, están acostumbradas a ser hermanas y madres, no lo pueden evitar», afirma la docente.

La directora se dio cuenta de que se había ganado la confianza de los vecinos, el día que una madre le llevó a su niño recién nacido. «Esos momentos los tendré siempre grabados en mi memoria», recuerda Alicia Alonso. «Al final acabas metiéndote en cada historia, en cada familia, no hacerlo es inevitable», reconoce. «Los lazos personales que he forjado en este tiempo con las familias y con el equipo de profesores es lo mejor que me llevo».

Alicia Alonso tiene algunas dudas sobre el futuro de Los Asperones, «hay cada vez menos alumnos y se nota mucho en las clases pero también avisaban del desmantelamiento hace veinte años y ahí sigue el barrio».

El día de su despedida, todos lamentaron su marcha pero ella asegura que ahora lo que necesita es «un descansito».