El Observatorio de Medio Ambiente Urbano (Omau), dependiente del Ayuntamiento de Málaga, presentará hoy el avance del Plan Especial de Reforma Interior (PERI) de la «manzana verde» en El Duende, un proyecto basado en conseguir la mayor integración social posible a través de un planeamiento y una edificación sostenible.

En concreto, se trata de un proyecto que pretende configurarse como un modelo piloto en Europa de integración social y territorial en un mismo ámbito espacial, siguiendo la estela de las ciudades clásicas mediterráneas, compactas y complejas, frente a los modelos urbanos dispersos y difusos. Así, se aboga por la mezcla de tipos y usos residenciales, comerciales, terciarios, de equipamiento comunitario y de zonas verdes, donde, además, se apliquen sistemas de eficiencia energética, de ahorro de consumo de agua, de recuperación óptima de recursos y I+D+i.

En el caso de la capital malagueña, se ha elegido la zona de El Duende para su desarrollo, por tratarse de un barrio «socialmente vulnerable, con infraestructuras obsoletas y que requieren complejas actuaciones urbanísticas para garantizar su revitalización», informó ayer el Ayuntamiento en un comunicado.

A través de un Plan Especial se desarrollará «una supermanzana», en cuyo interior se restringirá la movilidad con vehículos, al tiempo que se apostará por los espacios infantiles de juego y las zonas verdes.

De esta forma, la accesibilidad y la movilidad peatonal serán unas de las características principales del proyecto, que contará con aparcamientos generalizados subterráneos y un mobiliario urbano elaborado con materiales recuperables y con control de residuos. Además, se posibilitará la convivencia de usos diversos y de viviendas compradas en el mercado –renta libre– con las que tienen ayudas públicas para su financiación (VPO), adaptándose los espacios a las necesidades familiares y vinculándose los equipamientos comunitarios a la residencia, para así garantizar la calidad de vida de las personas.

Asimismo, se ha estudiado el soleamiento y el sombreamiento del terreno en las diferentes estaciones y horarios del año, de forma que la eficiencia energética sea del nivel más alto.

Para situar la propuesta de la «manzana verde», se estableció un protocolo de trabajo que supuso la valoración de 19 parámetros y 28 indicadores de tipo medioambiental y relacionados con el cambio climático, urbanísticos, y sociales y económicos. En un segundo nivel, éstos abarcaban desde la integración armoniosa en el paisaje a la minimización de los riesgos naturales, la movilidad, la calidad ambiental o la gestión de recursos naturales.