El Ministerio de Educación también ha extendido la poda al árbol de la financiación universitaria en su política de austeridad y ajuste. Las medidas de ahorro que el ministro Wert propuso ayer a los representantes de las comunidades autónomas reunidos en la Conferencia General de Política Universitaria estrujan el limón para que no quede gota de zumo. En resumidas cuentas, habrá que pagar más por estudiar una carrera. Entre un 15% y un 25% más si el estudiante se matricula por primera vez. Cada región es libre de incrementar estas tasas en función de sus intereses y necesidades para poder cumplir sus objetivos de déficit. La polémica está servida.

Porque, este anuncio se suma al ya realizado hace unas semanas, en el que el ministro señalaba su intención de endurecer los requisitos para acceder a una beca. Wert quiere que obtener una beca sea motivo de esfuerzo, que no baste sólo con aprobar, sino que sea necesario sacar nota para mantener la ayuda. Matrículas más caras, menos dinero para becas y más díficiles condiciones académicas para obtenerlas... algo chirría. Alguien, seguro, que va a tener que renunciar a estudiar.

Así lo denunciaba ayer mismo el secretario general del Sindicato de Estudiantes, Tohil Delgado, que acusó al Gobierno de intentar «expulsar a miles de jóvenes de familias humildes de la universidad» mediante este aumento de las tasas de matriculación.

Todo hace indicar, y así lo trató de explicar ayer la secretaria de Estado de Educación, Formación y Universidades, Montserrat Gomendio, que los repetidores serán quienes más tengan que pagar. Si consume todas las convocatorias y no aprueba, volver a matricularse de esa asignatura podría costarle hasta un 30% más. Este recargo ya se aplicaba en la actualidad, aunque no era tan elevado. Además, puede parecer excesivo. Para la tercera matrícula, el incremento sería de entre el 65% y el 75%; y en caso de requerirse una cuarta, de entre el 90% y el 100%.

En este caso, la presidenta de la CRUE y rectora de la Universidad de Málaga, Adelaida de la Calle, comparte el criterio. Quien se matricule por primera vez, tendrá que hacer un desembolso máximo medio de 540 euros más por curso.

Ésta es una de las medidas. Pero sólo una. Y entrará en vigor el próximo curso a través de un Real Decreto-Ley, que se aprobará hoy. Por ejemplo, Gomendio señaló también que los costes de los másteres «no habilitantes» (no necesarios para ejercer ciertas profesiones) se incrementarán hasta un 50%. Además, cada comunidad estudiará con las universidades de su territorio «estándares mínimos de eficiencia» de las titulaciones para garantizar la eficiencia y viabilidad del sistema.

Docentes. Otra de las medidas planteadas a los consejeros es la manera de hacer más eficiente la labor investigadora del profesorado. Según dijo el propio ministro la semana pasada, hay un elevado porcentaje de docentes universitarios que no ha acreditado ninguna labor investigadora, pese a ser retribuidos por ello. Para mejorar el sistema, el personal con sexenios «vivos» (que están investigando) verán reducida su carga docente; y al contrario, los que no estén en esa situación tendrán más docencia.

En la actualidad, el alumnado asume una media del 15% del coste real de las titulaciones de grado (entre 5.000 y 7.000 euros). A partir del próximo curso, tendrán que sufragar un mínimo del 15% y un máximo del 25%, es decir, un incremento del 66,6%.

El portavoz de Educación del Grupo Socialista en el Congreso, Mario Bedera, advirtió de que la subida de tasas universitarias planteada por el Ministerio es «insoportable» y avisó de que el PSOE luchará «con todas sus fuerzas» para evitarlo.

«Nos vamos a oponer clarísimamente a esta medida y vamos a luchar con todas nuestras fuerzas para que no se produzca», dijo. «El aumento de las tasas junto a la bajada de becas es un cóctel explosivo».