Los hospitales están llenos de malas noticias, aunque también de recuperaciones. También lo están de sonrisas y felicitaciones. No hay más que darse una vuelta por la planta de maternidad de cualquier centro sanitario para comprender que es el mejor sitio al que uno puede ir, donde se ve optimismo e ilusión.

El Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria es uno de los dos centros públicos de la capital malagueña que cuentan con este tipo de servicio, por lo que quieren humanizar el parto y dar cercanía y protagonismo, ya que las embarazadas los eligen para que les proporcionen ayuda para dar a luz. Por este motivo, hace ya un tiempo entraron en el Proyecto de Humanización de la Atención Perinatal en Andalucía, que garantiza la seguridad de la madre y del bebé, con la participación activa de las mujeres y sus parejas. Por ello, el equipo de maternidad, joven y dinámico, lucha por fomentar el «piel con piel» €favorecer que el padre acoja al niño nada más nacer y lo pegue a su pecho€, o la lactancia materna, para lo que evitan publicidades de marcas de leche para ser un centro sanitario «Amigo del niño», una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef.

Cuando la mujer conoce su estado de gestación, el centro de salud le informa del plan de parto, aunque el hospital también le proporciona esa información para que elija cómo quiere dar a luz.

Por eso, cuando está de 38 semanas comienza a ir a lo que comúnmente se conoce como monitores. «Allí se controla la dureza del útero, el estado del niño y la frecuencia cardiaca», cuenta el subdirector de Enfermería del centro, Antonio González, que explica que ya hace diez años que las clases de preparación al parto se hacen en los centros de atención primaria.

La epiduralSobre la posibilidad de que haya madres que no hayan recibido asistencia nunca, el equipo explican que no es frecuente, aunque ha ocurrido con indocumentadas y con varios casos excepcionales de algunas que no sabía que estaban encinta. «Pero esto es poco común, se dan más casos de ocultarlo a la familia», cuenta la supervisora de Neonatos, Carmen Hijano. La coordinadora de la Unidad de gestión Clínica, Obstetricia y Ginecología, Toñi Arenas, asegura que cuando la mujer pasa de la semana 41+5, se hace un parto programado, aunque también hay quien acude a monitores y pasa directamente al paritorio. «Sólo un 10% de los casos», apunta. Sobre el tipo de partos, explican que el 100% de las mujeres que piden la epidural que pueden recibirla la tienen. «Tenemos un anestesista para nosotros», dice. Sólo a quien tenga algún problema previo o haya alcanzado un alto grado de dilatación se le niega este tipo de anestesia. Respecto al momento del parto, los responsables reconocen que las familias entorpecen la situación ante los nervios y no estar dentro del paritorio. «El parto debe ser relajado, privado y tranquilo», alerta.Uno de las matronas del centro, Cristóbal Rengel, asegura que antes el padre era un mero espectador, pero que ahora se involucra, es partícipe del mismo de principio a fin. Este asegura que el «piel con piel» favorece la actitud prealimentaria del bebé, lo que hace que entre en la conocida como alerta tranquila y pase a sueño profundo. Así, relata que es positivo porque el recién nacido comienza a mamar antes que otros que no lo hacen. Este matrón €el único de la provincia que no trabaja en paritorio, sino que se dedica al cuidado de las mujeres que han dado a luz€ trabaja en el posparto y en el control de sangrado, de la lactancia y decide cuando la madre y el niño deben recibir el alta. Sobre una profesión concebida como femenina, Rengel asegura que en Andalucía siempre se ha promovido la figura del matrón, y explica que se siente uno más, ya que las mujeres muestran su agradecimiento al cariño ofrecido. «Es el tercer hijo que tengo, y todos han nacido aquí. Lo recomiendo, me sé hasta los nombres de los enfermeros. Siempre me tratan muy bien», cuenta una mujer que dio a luz hace una semana.