Los consejos de administración de la asturiana Liberbank y de Ibercaja y Caja3 aprobaron ayer de forma relámpago un protocolo de fusión cuyo efecto colateral es dejar a Unicaja (una vez atada la integración con Caja España-Duero) con dos únicas opciones de futuro inmediato: una, continuar en solitario, tal y como desea su presidente, Braulio Medel, si no ve una operación que le convenza; y dos, tratar de acordar una fusión con BMN, la opción de inicio que más gustaba al Ministerio de Economía dirigido por Luis de Guindos.

Sea como sea, la fecha límite para determinar el camino es el 30 de junio, tope puesto por el Gobierno para comunicar nuevas operaciones de fusión que quieran beneficiarse de ayudas públicas. La fusión de Liberbank con Ibercaja y Caja3 dará lugar al séptimo grupo financiero español tanto por activos (114.000 millones de euros) como por volumen de negocio (181.000). Ibercaja, la entidad de mayor tamaño dentro de la operación, tendrá un peso del 46,5% en el grupo resultante, Liberbank del 45,5% y Caja3 del 8%. En cuanto a la cúpula, Amado Franco, presidente de Ibercaja, presidirá también el futuro grupo, y Manuel Menéndez, primer ejecutivo de Liberbank, será el consejero delegado.

El grupo, que nacerá con una necesidad de financiación mayorista por debajo del 20%, tendrá la sede social en Madrid, así como varias sedes operativas. Su red estará integrada por más de 2.600 oficinas, tendrá una plantilla superior a los 11.000 empleados y dará servicio a más de seis millones de clientes.

Fuentes oficiales indicaban ayer a Europa Press que el Ministerio de Economía estaba al tanto de la operación de integración de las tres cajas y que la veía con buenos ojos. Tras la reforma financiera, el objetivo del Gobierno es acelerar las fusiones con vistas a que se constituyan grupos financieros con masa crítica para acceder sin problemas a la financiación exterior. El Ejecutivo desea entidades de mayor dimensión, en el entorno de los 100.000-150.000 millones en activos, y capaces de afrontar los retos futuros del mercado.

El hecho es que Unicaja y BMN quedan ahora como las dos únicas entidades medianas del panorama financiero con opciones de alcanzar un acuerdo. Y se sabe que el Gobierno del PP desea esa fusión. En primer lugar, por criterios de rentabilidad basados en la potente confluencia del negocio que ambas entidades poseen en el arco mediterráneo. También por motivos políticos y territoriales. El grupo resultante tendría protagonismo andaluz, ya que Unicaja iría en el mismo barco que Caja Granada y Caja Murcia (con gran parte de sus activos en Almería), robando la posición líder en la comunidad a La Caixa, tras su fusión con la Banca Cívica de la desdibujada Cajasol. El fracaso electoral de Javier Arenas enfrío esa vía, pero el Ejecutivo sigue postulándola. Habrá que ver lo que hace Unicaja en los próximos días y también BMN, de quien incluso no se podría descartar que se sume a la fusión Liberbank-Ibercaja.

Unicaja, de tercera a cuarta en el ranking. La suma de Ibercaja y Caja Círculo -que engloban a cuatro antiguas cajas- con Liberbank -banco constituido por el Grupo Cajastur, Caja de Extremadura y Caja Cantabria- suma 114.000 millones de euros en activos, lo que le encarama al tercer puesto del ranking español en detrimento precisamente de Unicaja y Caja España Duero, que suman más de 80.000.

No obstante, si Unicaja Banco se fusionara con BMN -del que participan CajaGranada, Caja Murcia, Caixa Penedés y Sa Nostra y que tiene 73.055 millones- volvería a recuperar esa posición al lograr una entidad con un global de 153.000.

Sin embargo, el presidente de Unicaja, Braulio Medel, viene repitiendo por activa y por pasiva que no aceptará una fusión por el mero hecho de ganar dimensión sino sólo si se demuestra que es capaz de mejorar a la entidad. Eso sí, admite que hay contactos al respecto.