«Debemos compartir lo que tenemos, pero también lo que somos y creemos», señalaba ayer el obispo de Málaga, Jesús Catalá, durante la homilía de la misa estacional que ofició con motivo de la celebración de la festividad del Corpus Christi.

La caridad y la fe son dos aspectos que Jesús Catalá invitó a compartir a los malagueños, destacando que ayer tuvo lugar la celebración del Día de la Caridad, con una colecta especial para Cáritas. «La pobreza y la exclusión social están creciendo de manera alarmante y afectando a un número mayor de personas», apuntó el obispo de Málaga, quien recordó que Jesús invita a responder a las necesidades ajenas con su ejemplo de entrega al prójimo.

«Amar a Dios nos enseña a amar a los hombres», aseguró Jesús Catalá, quien agradeció el apoyo de los malagueños a Cáritas para que lleve adelante su labor social.

La homilía de Catalá no se detuvo únicamente en la caridad. Quiso destacar el valor de la Palabra de Dios como «alimento interior» y recalcó la obligación del cristiano de «meditarla, celebrarla y llevarla a su propia vida». Así, afirmó que el resultado es llevar el mandato de Cristo de amar al prójimo «cada día en nuestro ambiente, pidiéndole a Dios gracia para vivir como Cristo».

Paz y libertad. El obispo de Málaga aprovechó el final de la procesión del Corpus Christi para rezar un Padrenuestro «por los que no creen y por los que creen de otra forma, para que podamos vivir en paz y libertad», en referencia a la protesta vivida en la plaza de la Constitución.

La misa se inició en la Catedral a las 19.00 horas con una nutrida presencia de los sacerdotes de la diócesis, así como de los obispos eméritos Antonio Dorado Soto y Fernando Sebastián, que concelebraron junto a Jesús Catalá.

La organización de la procesión comenzó antes del final de la Eucaristía, lo que llevó a muchos representantes de las cofradías a no poder participar en la misa, ya que tenían que estar preparados en el cortejo. De hecho, salieron antes de que se terminara la celebración, lo que provocó luego un parón entre la última representación de una hermandad y el resto del cortejo, con los arciprestazgos y el Apostolado de la Oración, que salieron al terminar la misa.