Juan Ocaña: «Hoy una ley dice una cosa y mañana dice otra»

Juan Ocaña no ve el futuro de España muy claro. Ni el futuro ni el presente. «Hoy una ley dice una cosa y mañana dice otra», se queja. La incertidumbre es el sentimiento común que prolifera. Este albañil marbellí jubilado lo nota diariamente entre familiares y amigos.

De su pensión no se queja. Asegura que no es mala aunque le queda un buen montante para llegar a ser mileurista. Lo que sí le molesta es el engaño. «Lo que me han aumentado por un lado me lo han quitado por otro», aseguró en referente al repago de medicamentos. «Ya ni siquiera son los mismos», insistió al hablar de los genéricos. Ha cotizado durante 40 años a la Tesorería General de la Seguridad Social como autónomo. Su trabajo era la albañilería. «He conocido los pisos a 160.000 pesetas», recuerda. «Ahora tenemos pisos para los próximos 20 años. ¿Cómo van a construir más, si no pueden vender los que ya están hechos», se plantea. Cree que el precio es excesivo. «Pagar 30 o 40 millones de pesetas por un piso es una barbaridad», afirma, siempre con su calculadora mental en pesetas.

Marbellí, de la barriada de Miraflores, Juan, a sus 73 años, reconoce que nunca ha comulgado con la derecha, que vincula directamente al Partido Popular, en el Gobierno central. «No los quiero», afirma. «Como trabajador que he sido siempre, me parece que hay que ser tonto para votar a la derecha porque va en contra del propio bolsillo», afirma convencido.

Petición al presidente

Ante la pregunta sobre qué le pediría al presidente, Mariano Rajoy, lo tiene claro. «Es que no quiero ni hablarle. Con él, no hablaría nunca», asegura. Es un pensionista enfadado, pero no es el único.

Miguel Sánchez: «Los jubilados, uno de los pilares básicos»

Los recortes son indirectos, asegura Miguel Sánchez mientras pasea a su nieta por las calles de Marbella. El Gobierno central suma recursos a partir de aumentar las retenciones del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y elevar el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA). En definitiva, de los sueldos y de los bienes de consumo.

La situación de este profesor jubilado es diferente al de otros pensionistas. «Al ser funcionario yo sigo pagando la misma cantidad en los medicamentos que pagaba cuando trabajaba», explicó. Esto es un 40%. De la misma manera, su Seguridad Social no es tal, sino es que una mutualidad.

«Hay tres pilares básicos que los gobernantes deberían respetar: a los jubilados, la sanidad y la educación», asegura. Son las materias que más afectan al conjunto de la ciudadanía. «Deberían procurar mantenerlas sin recortes».

Experiencia

Miguel ha impartido enseñanza en escuelas públicas durante 18 años, la mayoría de ellos en Marbella. A sus 67 años, ahora se dedica a disfrutar de su familia. «Ahora los mayores servimos para cuidar a los nietos», recuerda con una sonrisa. Pero su conocimiento podría ser fuente de recursos para la sociedad. «Creo que tenemos la obligación de ponerla al servicio de los demás», afirma. Pero cuidado con decirlo muy fuerte, como bromea, por aquello de que, tal y como están los tiempos, corren el riesgo de ser explotados. Le preocupan las desigualdades en todos los ámbitos aunque la conversión se centró en las pensiones. «Cada uno recibe en función de lo que está establecido y de lo que ha cotizado», asegura.

Rafael Villarrubia: «Con cinco euros, tengo para el día»

«El sol aprieta y nos quitan sombrillas». Rafael Villarrubia reflexiona sobre la economía sentado en un banco, a la sombra.Las pensiones son muy bajas pese a los años de esfuerzo y trabajo, de eso está convencido. Lo sufre en sí mismo.

En su caso, ni siquiera recuerda cuántos años ha trabajado. Sabe que son muchos. Siempre lo hizo como albañil, desde joven hasta hace cinco años cuando un accidente de tráfico le arrebató buena parte de su calidad de vida.

Es malagueño de la capital pero su esposa e hijos son marbellíes. Por eso se mudó a una localidad que al exterior exporta lujo y exclusividad. De puertas para adentro, hay realidades muy variadas y en ocasiones, bien distintas.

Poco dinero para vivir

Villarrubia no tiene inconveniente en enseñar su monedero. Su pequeña pensión no es un obstáculo. Recuerda aquel refrán que dice que no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita. Apenas lleva cinco euros bien doblados y unos cuantos céntimos sueltos. Dice que con eso tiene más que suficiente para todo el día. «¿Para qué quiero más?», afirma. Lo único que le pide a los gobernantes, le da igual los que sean, es que arreglen el «desaguisado» actual. Después de todo, «para eso están».

No le gusta dilatar la conversación sobre economía. Asegura que es rico en algo más importante. Un matrimonio feliz. En su caso, no hay tópicos que valgan. Sus ojos hablan por él.

PRINCESA SÁNCHEZ