María Jesús y Concha no ahorran en palabras y creen que los gobernantes deberían hacer lo mismo y no recortar, al menos, en explicaciones. Porque no entienden nada. Lo único que saben es que son más pobres que antes.

Como la mayoría de los países, España dispone de su caja de ahorros común. Una hucha que cada residente llena con los impuestos que paga. De este monedero colectivo parte el planteamiento de las vecinas malagueñas.

¿Por qué las tijeras son más afiladas para unos que para otros? se pregunta María Jesús. ¿Por qué lo son especialmente para los que menos ganan? continúa. Las dos se miran. Nadie responde. Algunos políticos, en función de sus intereses, da igual el partido, sólo confunden, opinan. Se quejan de planteamientos «demagógicos» que no entienden el funcionamiento del sistema económico. Pero lo cierto es que buena parte del pueblo llano y soberano en etapa electoral, los tiene en su mente un día detrás de otro.

Las dudas, como las de María Jesús y Conchi, llegan con los malos tiempos. El Gobierno central, antes en manos del Partido Socialista y ahora en las del Partido Popular, ha emprendido un conjunto de reformas legislativas con el objetivo, según aseguran sus gestores, de gastar menos.

La reforma financiera, la reforma laboral, la reforma educativa, la sanitaria. «Y yo que lo que no puedo es reformar mi casa».

«Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades» es el mantra reiterado por los elegidos que toman las decisiones, que dicen que ahora toca ajustarse el cinturón. «Tengamos o no tengamos pantalones», bromean las mujeres.

«Están desmantelando los servicios públicos, agrediendo a toda la ciudadanía», critican sindicatos como Comisiones Obreras. Todas las semanas, afiliados, simpatizados y afectados se concentran. Esta pasada, lo han hecho en contra de los recortes en los servicios públicos.

Los pensionistas son uno de los sectores afectados por estas iniciativas. La Opinión de Málaga ha hablado con algunos de ellos, como Concha y María Jesús, para conocer su visión de la situación económica nacional. El pesimismo generalizado es abrumador.

Europa y el Rey

María Jesús no entiende por qué los miembros de la Casa Real no tienen que hacer la declaración de la Renta. Y le molesta verles con coches caros, trajes de diseñador y altos vuelos «con la que está cayendo». Será, concluye, «porque se lo pueden permitir». El tema está «en que le pagamos todos», dice. «Y, entonces, ¿por qué me recortan a mí que gano 10.000 veces menos?», añade.

Concha asiente, pero ni siquiera interviene. «Aquí lo que hace falta es un único gobierno común en toda Europa», afirma Antonio Cabezas, originario de San Roque pero vecino de la provincia. Y también pensionista.

Cabezas cree que con un único gobierno común para todo el continente se evitarían los rifirrafes entre países y que el euro, como moneda, sería más fuerte. Así, además se recortaría en cargos y sobrecargos.Ha trabajado cinco años en Alemania y dice conocer a los compatriotas de la primera ministra, Angela Merkel.

La bajada de las pensiones es indirecta, denuncian los sindicalistas. Se ha efectuado a través del aumento de impuestos como el IRPF o el IVA, el aumento en el pago de medicamentos, el transporte sanitario, la prestación ortoprotésica y las sillas de ruedas... Sin embargo no es lo que más preocupa a quienes las perciben.

Los mayores están preocupados por el futuro de un país que «hemos visto evolucionar», coinciden los consultados, los nombrados y los no nombrados porque prefirieron no identificarse.

«No sabemos lo que le vamos a dejar a nuestros hijos», afirman. El alto índice de desempleo implica menos trabajadores que cotizan, por tanto, menos ahorros en la hucha para después pagar pensiones. Todo ello sumado una población cada vez más longeva.

Rafael sonríe y se limita a pedir empatía. «A mi me gustaría que el presidente, Mariano Rajoy, pasara una temporadita con 500 euros al mes para que vea la realidad del país».