La prima de riesgo, los recortes, el desplome financiero. El verano no da tregua para la sonrisa. En todas partes se oye la preocupación, el pesimismo, pero hay sectores que, al menos, no se expresan en términos estrictamente patológicos. El turismo está llamado a resistir, una vez más, con números que si bien no son los de hace un lustro, están muy lejos de emparentar con la frustración del resto de la economía. Un motivo para la fe en un contexto depauperado, sin límite, pero que en la Costa del Sol, según los expertos, no debe funcionar como una excusa para el inmovilismo: el presente exige una metamorfosis, las fórmulas ya no son las mismas. Se acabó el turismo de masas, la receta única del sol y de la playa.

Los nuevos tiempos, entreverados con la crisis, exigen esfuerzo, inventiva. La Opinión de Málaga y Cajamar han querido esta semana buscar la respuesta de los principales interlocutores de la industria, citados en un foro específico celebrado el pasado miércoles en la sede del periódico. Un encuentro que sirvió, a la postre, de primera entrevista entre los agentes y los nuevos representantes políticos, encabezados por el consejero de la Junta de Andalucía Rafael Rodríguez.

Previsiones. Responsables del Ayuntamiento, del Patronato de la Costa del Sol, de los sindicatos, de la patronal hotelera, de las agencias de viaje, de establecimientos. Todos ellos, después de numerosas especulaciones, sentados, al fin, en la misma mesa, dispuestos a responder a un desafío, el de futuro, que siempre comienza con la pregunta más acuciante, más inmediata, las previsiones de verano.

Aunque los márgenes de crecimiento no son los de 2011, los representantes del sector coinciden en dibujar una temporada alta de apariencia más que positiva; el turismo, insisten, será también en esta ocasión el que mantenga viva la economía de Andalucía, aunque con una serie de interrogantes que acechan a las ganancias y a la rentabilidad de la industria. La recuperación de los países norteafricanos, especialmente Túnez, que restará fuerza al efecto colateral de la primavera árabe, la contención generalizada del consumo y, sobre todo, la apatía del turista nacional son algunos de los ingredientes que operan en contra de la planificación de la Costa del Sol.

El pronóstico, no obstante, varía en magnitudes, en función del área al que se aplique. El consejero de Turismo distingue en su previsión dos escenarios posibles para Andalucía, el optimista, que maneja un incremento del 2,5 por ciento respecto a 2011, y el menos optimista, que aventura una bajada tímida del 0,8.

Por su parte, el presidente del Patronato, Elías Bendodo, sube la apuesta para la Costa Sol, para la que que pronostica un verano en línea ascendente, con subidas de 5 puntos en el mercado internacional y de 2 puntos en el doméstico. Una cifra, esta última, que choca con la lectura del consejero, que vaticina una caída garantizada de los turistas españoles que rondará entre el 0,8 y el 3 por ciento. Damián Caneda, concejal del Ayuntamiento de Málaga, prevé para la capital un verano casi en la misma tendencia que el del pasado año, que sacó 6 puntos de ventaja al anterior.

Es precisamente éste, el de repetir los resultados, el objetivo con el que fantasea José Carlos Escribano, presidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), que utiliza el símil deportivo para resumir las sensaciones de la patronal hotelera. «Vamos esta vez a por el empate», dice. El representante de los establecimientos ha detectado en los últimos meses el regreso a una inercia peligrosa, la de las reservas de última hora, que se atenuaron, por contra, el pasado verano. A Escribano le preocupa que la vuelta a este tipo de demoras, junto a las dudas de la economía, acabe por poner nerviosos a los empresarios y desemboque en una guerra de precios.

La interpretación de los hoteles es clara: si ha habido crecimientos en los últimos años ha sido también, en parte, a costa de la rentabilidad. César Pérez, director del hotel Vncci Posada del Patio, da un dato significativo: los establecimientos están funcionando con tarifas de hace ocho años, lo que les ha hecho perder peso económico.

El sector, en este punto, se enfrenta a un problema capital, toda vez que la guerra de precios perjudica a la Costa de Sol, incapaz de resistir los demarrajes de competidores como Egipto, acostumbrados a jugar con las ofertas. El conjunto de los agentes coincide en que la respuesta de Málaga debe ser la calidad, aunque, en la exposición, varían los caminos. Gonzalo Fuentes, responsable turístico de CCOO en Andalucía, prioriza la formación y calidad del empleo, que también está en la agenda del consejero, que en el foro, volvió a comprometerse con lo que considera sus dos principales objetivos para el primer año de gestión: la elaboración de un pacto consensuado contra la estacionalidad-que castiga especialmente a la Costa del Sol-y el establecimiento de una alianza en el empleo que permita crear un mercado laboral más justo y atractivo.

Escribano también habla de la formación, pero alude, al mismo tiempo, a una serie de factores que, en su opinión, lastran el desarrollo de la industria. La bajada de los precios ha coincidido con una subida de los gastos, incluido el energético, que ha disparado las facturas.

Los representantes turísticos son conscientes de que ya no basta con el sol, la playa y las gallinas de los huevos de oro; la provincia demanda un nuevo modelo, en el que se impone la integración del resto del potencial de la provincia, el turismo de salud, de congresos, el golf, los cruceros, la cultura. «Todo eso ya existe en la provincia. No hay que inventar nada, sino ponerlo en valor», dice Bendodo.

Joaquín Fernández Gamboa, vicepresidente de la Asociación de Empresarios de Agencias de Viaje (Aedav), apuesta por la imaginación y pone el ejemplo de la salud para los nórdicos. «El 7 por ciento de la población escandinava tiene soriasis y el clima de Málaga es el remedio», apunta. También insiste, en esta época de vacas flacas, en la necesidad de racionalizar recursos. «Lo que no podemos es tener y mantener ocho palacios de congresos», avisa.

Francisco Cabrera, coordinador de Cajamar y secretario de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, defiende la importancia de la innovación y la agilidad telemática, una inquietud que comparte con el resto de la mesa, incluido el consejero, que alerta de que un traspiés en las nuevas tecnologías supondría perderle el ritmo al futuro.

Gonzalo Fuentes está de acuerdo con la reivindicación, aunque añade al análisis la persecución de otro gran lastre, la economía sumergida. «Hay que actuar con severidad para buscar la calidad del destino», precisa. También anima a insistir en el distanciamiento respecto a los errores del pasado. «El destino se durmió en la época de bonanza y no hizo lo que debía; de ahí la estacionalidad», razona.

Promoción. Además del modelo, la Costa del Sol, también mide su futuro en la capacidad de vender su oferta. La promoción, ajustada por los retoques económicos, necesita multiplicar su eficiencia y el mensaje es contundente: Insistir en los clientes principales pero sin dejar de imantar a los emergentes, que están predestinados a romper la dependencia a los mercados español y británico.

Rodríguez se apresura a señalar que su departamento, a pesar de los rumores, no tiene la intención de acabar unilateralmente con la presencia de Andalucía en las ferias internacionales. «Si el gasto parece superfluo lo revisaremos. Pero siempre si lo decidimos todos juntos», apunta.

La preponderancia turística de la provincia no ofrece ninguna duda a los representantes, pero sí la manera de reflejarla en la promoción.

Bendodo apuesta por la discriminación positiva, mientras que el resto de la mesa se decanta por aprovechar las distintas sinergias de Andalucía, con la Costa del Sol beneficiándose de la cercanía con puntos de interés cultural como Córdoba, Granada o las ciudades renacentistas de Úbeda y Baeza, en Jaén. A la petición de más espacio en los expositores para Málaga, Rodríguez replica que la promoción no es cuestión de metros e insiste en que todas estas ciudades, con su catálogo de monumentos, funcionan también como complementos del sol y playa.

Se trata de la teoría del estímulo recíproco, a a la que se suman, asimismo, Fernández Gamboa y Gonzalo Fuentes, que considera, incluso, el debate falso y caduco. Damián Caneda aboga también por la promoción conjunta, que, en palabras del consejero, debe ser capaz de aglutinar el conjunto de sectores que se dan cita en la oferta de la provincia: el turismo rural, de interior, el mar, la salud, el golf, la cultura.

La Junta tiene el desafío de rentabilizar un presupuesto que, en lo que respecta al turismo, se ha comprimido en casi un 70 por ciento en relación a la cifra de hace sólo cuatro años. Rodríguez clama, con el apoyo del sector, por el mantenimiento de las partidas del Plan Qualifica. «Esperemos que el Gobierno mantenga el millón de euros que corresponde a la Costa del Sol, que es donde mejor ha funcionado el programa de modernización», reseña.

Los agentes turísticos no se olvidan del papel de los propios ciudadanos en la proyección de la provincia. Fernández Gamboa y Gonzalo Fuentes aluden a la profesionalidad de los trabajadores y Cabrera y César Pérez opinan que habría que perseverar en el aprendizaje de idiomas. Escribano, por su parte, ve anticuada la imagen que los extranjeros tienen de la Costa del Sol. «Se ha avanzado mucho, pero quizá no se ha sabido transmitir y hay países que todavía piensan en nuestro destino como un lugar maduro y obsoleto», reflexiona. A la luz de todas estas impresiones, el consejero anunció la celebración a finales de año, en Málaga, de una conferencia estratégica en la que se tratará de tomar el pulso al sector, con un análisis exhaustivo de la situación y de sus condicionantes.

«Le damos una gran importancia a la conferencia, porque es fundamental hacer entre todos un análisis objetivo de cómo está el sector, asumir compromisos y a partir de esa evaluación tener instrumentos y líneas sustanciales para el futuro», abundó.

Tasa ecológica. Tras ser preguntado por José Carlos Escribano, el consejero quiso dejar claro que la tasa ecológica no va a llegar a Andalucía. «El tema de la tasa está resuelto, aquí no la vamos a poner por el momento». Esta cuestión, que saltó a los titulares hace unos días, preocupa y mucho al sector. Escribano, de hecho, asegura que algunos operadores ya habían preguntado por la tasa a los hoteleros. «Al sector le debe preocupar más la subida del IVA o de las tasas aeroportuarias», replica el consejero, que cree que la tendencia a la baja del turismo «es una consecuencia lógica de la política de ajustes y recortes, de la falta de expectativas, que no son el mejor estímulo».