Ni las horas de sol ni la templanza del mar. Málaga no ha logrado compensar este año con sus reclamos el asedio del paro y las deficiencias en algunos de sus servicios sociales. Según la encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), la capital figura entre las diez ciudades con peor calidad de vida de España, con puntos rotundamente negativos en aspectos como la recogida de basuras o la seguridad de sus calles.

El informe, que reconoce, en líneas generales, un nivel más alto de satisfacción en las ciudades del norte, apunta a la degradación global de las condiciones de vida en los últimos cinco años. Málaga se sitúa como la séptima ciudad con peor valoración, con un total de 47 puntos. La evaluación incluye variables que van desde el respeto al patrimonio arquitectónico al desempleo, la vivienda o el grado de confianza en la sanidad y en la administración. En la lista, únicamente otra ciudad andaluza obtiene peores resultados, Sevilla, la quinta menos favorable para los habitantes.

En esta ocasión, la proximidad de la playa no ha servido de estímulo para remontar en la tabla. Entre las diez con puntuación más baja, aparecen destinos turísticos consolidados como Alicante, Santa Cruz de Tenerife, y Las Palmas de Gran Canaria, que cierra la relación con 43 puntos. La OCU vincula la caída del litoral a la asimilación del de la crisis ladrillo, que ha dañado severamente las economías otrora más pujantes. Por contra, las ciudades del norte lideran el estudio, con una calidad de vida ponderada en aspectos como la sanidad, la educación o la oferta cultural. De las del sur, únicamente Badajoz se sitúa entre las mejor valoradas, especialmente por su mercado de vivienda, más equilibrado que el de otras zonas de España.

En el caso de Málaga, el estudio subraya la escasa consideración de su servicio de recogida de basuras, que es el más criticado del país. Entre los defectos de la capital también aparece su mercado de vivienda y, sobre todo, de trabajo. También se reseña la inseguridad, que supera la percepción social que existe en capitales con mayor peso demográfico como Madrid. De acuerdo con la encuesta, los malagueños son, junto a los barceloneses y los mallorquines, los que más intranquilos se sienten en la calle.

Antonio Vargas, decano del Colegio de Arquitectos de Málaga, se muestra prudente al analizar los resultados, pero ve razonable la puntuación en apartados como el paisaje urbano. La capital de la provincia no destaca precisamente por el grado de conservación de su patrimonio histórico. Además, avanza una hipótesis para la mala nota en limpieza. «Puede que haya pesado la lectura de que el servicio dedica mucha más atención a algunas calles del Centro que en la periferia», indica. Ramón Carlos Morales, de la Federación de Vecinos Unidad, también percibe un empeoramiento progresivo del nivel de vida de los malagueños. «Se nota en el ruido, en la basura, en las impresiones de las asociaciones», señala. La evaluación de Málaga y Sevilla contrasta con ciudades como las de Córdoba y Granada, muy valoradas por su atención sanitaria.