El blanqueo es un delito relativamente reciente en el ordenamiento jurídico español. Hasta el 96 no se incluyó en el Código Penal, y para lograr una condena por éste el fiscal debe probar que se da el tipo objetivo, es decir, que se introdujo dinero negro en el circuito legal, y el subjetivo, que el acusado sabía lo que hacía. Por tanto, la clave del proceso es si el fiscal podrá probar ante el tribunal, presidido por Federico Morales –fue el ponente de Ballena Blanca– que Mayte Zaldívar e Isabel Pantoja sabían lo que hacían.

Pantoja se comparó en una reciente entrevista con la infanta Elena, esposa de Iñaki Urdangarin, en el sentido de que ella no sabía que ese dinero era ilegal. «Yo de lo que pasaba en Marbella no tenía ni zorra idea», precisó en una entrevista reciente.

El fiscal cree que ambas conocían muy bien lo que se cocía. «Eran perfectamente conocedoras del origen ilícito de los fondos y bienes que reciben de Julián Muñoz, puesto que sabían cuáles eran las fuentes de sus ingresos lícitos, así como su cuantía», precisa en su escrito de conclusiones. Ellas conocían, siempre según el relato acusatorio, que el regidor estaba inmerso en numerosos procedimientos penales «por delitos de corrupción administrativa».

La defensa de Pantoja la presenta como una persona capaz de generar dinero, ahorradora y confiada, tres aspectos que explicarían la adquisición del apartamento en el Hotel Guadalpín, las entradas en efectivo en sus cuentas bancarias –y las de sus sociedades– y la compra del chalé Mi Gitana. Como la infanta, insinuó la artista en la entrevista, ella no sabía nada de nada (se le endosa el lavado de 1,84 millones de euros). Tiene margen de defensa.

En la trama participaron presuntamente otras siete personas, también acusados, aunque los focos se centran el trío Muñoz-Pantoja-Zaldívar. Hoy contesta el fiscal a las cuestiones previas, por lo que las declaraciones de los encausados podrían posponerse hasta octubre del presente año, fecha para la que se han fijado las siguientes sesiones.

Otros procesados son el hermano de Zaldívar, Jesús; dos banqueros, Benjamín Martínez y Fernando de Salinas, y otros cuatro miembros de una misma familia, representados por el abogado Juan Carlos Rivera.