A pesar de la crisis económica, es muy difícil renunciar a las vacaciones y aprovechar para viajar a cualquier sitio para desconectar de la rutina diaria. Sin embargo, ante las cifras del paro que asolan el país y el incremento de los precios, una fórmula por la que optan cada vez más españoles es la de disfrutar de este tiempo en casa de algunos familiares para ahorrarse el dinero de la estancia en hoteles o del alquiler de un apartamento.

Y es que una familia media, formada por cuatro miembros, puede llegar a gastar unos 750 euros sólamente en alojamiento durante un período de una semana. Por ello, muchos españoles optan por ir de vacaciones a casa de sus familiares, lo cual les permite también quedarse mucho más tiempo y prácticamente a un coste cero.

Es el caso de aquellos que vuelven a su pueblo natal para disfrutar de unos merecidos días de descanso, como los hermanos Gálvez. Uno de ellos vive en Zaragoza y sus dos hermanas en la capital malagueña. Los tres aprovechan estos días para fijar su lugar de residencia en Sedella, ya que sus padres son oriundos de esta localidad del interior axárquico.

Allí disponen de alojamiento gratuito y es una oportunidad para reencontrarse también con sus parientes. Sostienen que muchos vecinos y vecinas en la capital, después de visitarles, lamentan «no tener pueblo» donde pasar sin apenas gastos adicionales sus días de vacaciones.

Además, los pueblos de la provincia malagueña ofrecen su cercanía al mar y el buen tiempo. Una combinación que aquellos que tienen conocidos en estos lugares no dudan en aprovechar. Este es el caso de Cristina González, que vive en Córdoba y que cuando puede aprovecha para viajar a Alhaurín el Grande, donde suele quedarse en casa de su tía paterna o en la de su prima para disfrutar de unos días de playa.

Para muchos, es una ocasión también muy especial para que se puedan reunir durante unos días con los suyos, al no poder trasladarse a otros destinos fuera de España. Es el caso de los Cordón, una familia en la que algunos de sus miembros se encuentran residiendo fuera de Andalucía, y aprovechan estos días para relajarse durante un tiempo en Mollina.

«Lo que más echas de menos a diario es este silencio»

Las hermanas Laura y Marga Gálvez pasan estos días de descanso en Sedella, el pueblo de origen de sus padres, Salvador y Mercedes. En breve se incorporará además un tercer hermano, Salvador, que reside en tierras zaragozanas. «Poder pasar tus vacaciones en el lugar en el que residen tus familiares tiene muchas ventajas. En nuestro caso, lo que más echas de menos a diario cuando estás en la capital, en Málaga, es este silencio que allí es imposible de encontrarlo», manifiesta Marga. A la tranquilidad añadida de no tener que estar pendientes de los más pequeños, ante cualquier posible accidente, se le añade, «por supuesto», lo ajustado que queda el presupuesto: «Venirnos aquí no nos supone ni un céntimo de gasto en alojamiento. Sólo tienes que preocuparte de la comida, con lo que el descanso aquí en Sedella nos sale bastante económico». Laura reconoce que cambiar de aire, frente al estrés de la ciudad, hace que muchas amigas lamenten «no tener un pueblo donde pasar todas las vacaciones». Ellas han podido conocer el ambiente de Sedella, «lo bien que se está junto a la sierra, cerca de La Maroma; y con pueblos cercanos tan conservados como Salares», agrega. Fran extremera. Sedella

«Aquí aprovechamos para tomar el sol»

Para Norberto Lebrument y Carmen García acoger a familiares en casa cuando éstos tienen vacaciones es una experiencia que repiten cada año. En su casa de Vélez Málaga, donde viven junto con sus tres hijas Verónica, Nadia y Eli; ahora se encuentran un primo de ellas, Jerôme Lebrument junto con sus hijos pequeños, Baptiste y Alan, procedentes de Grand Quevilly en la Normandía francesa. De hecho, en próximos días también recibirán la visita del hermano de Norberto, Jean Claude, para pasar unos días.

«Aprovechamos para tomar el sol y también para ir a la playa», señala Jerôme tras dar una vuelta por Torre del Mar junto con sus hijos, y mientras descansan antes de la comida en esta casa ubicada en el barrio de La Villa. «En años anteriores, sobre todo cuando han venido muchos familiares, han alquilado un apartamento por la zona», destacó García; aunque el hecho de compartir el hogar sale mucho más rentable. Además, una experiencia similar a la que la familia Lebrument García realizó hace poco tiempo para pasar una temporada en tierras francesas.

«En comparación con otros años que han venido, como por ejemplo mi hermano Jean Claude que suele venir muchas veces, es cierto que comentan que se nota que los precios han subido, y que también muchas tiendas han cerrado», comentaba Norberto. «Disfrutan mucho por la playa. Allí la más cercana es a 60 kilómetros y hay días que el tiempo no acompaña». Juanjo Zayas. Vélez Málaga

«Me gusta estar cerca de mi familia»

Cristina González Andrada reside en Córdoba y viaja al Valle del Guadalhorce siempre que tiene unos días para poder escaparse. Pasa sus vacaciones en la casa de su tía paterna o en la de su prima en Alhaurín el Grande, pero no sólo pasa por la provincia de Málaga en verano, sino también «en Navidad, en Semana Santa o cualquier fin de semana que pueda escaparme». No viaja sola, normalmente pasa sus vacaciones junto a su hija de dos años, Daniela, y su marido, Rafa, aunque él trabaja en una carpintería metálica y no pasa tanto tiempo en Málaga como le gustaría, quien sí disfruta de las ventajas que ofrece la provincia es Cristina. En el desempleo, Cristina aprovecha su tiempo libre para ir sobre todo a la playa con su pequeña, «me encanta la playa, en verano cuando vengo es lo que más me gusta». De hecho, de los cuatro días que pasó en Alhaurín el Grande de vacaciones, tres fueron para ir a la playa y uno para ir a Aqualand, «somos la envidia con nuestro moreno playero». Pero también le gusta Málaga por sus centros comerciales y sus tiendas de ropa, «aquí hay muchas tiendas que no están en la ciudad que vivo, y me gusta visitarlas». Y sobre todo, a pesar de que es una gran alternativa para pasar las vacaciones de forma más económica, el principal atractivo para que Cristina y su familia viajen a Alhaurín el Grande es su familia: «me gusta estar cerca de la familia». Cristina ha tenido que volver a Córdoba por un tema familiar, pero en unos días «volveré a disfrutar de Málaga». Rocío Cañada. Alhaurín el Grande

«La crisis ha hecho que nos juntemos todos»

Cuando la crisis aprieta, las familias recurren a las alternativas más baratas para pasar las vacaciones. Si para algunos era tradición dejar la ciudad y pasar unos días en el pueblo en el que nacieron o en el que todavía viven familiares, para otros lleva siendo desde hace años una opción asequible para poder disfrutar de las vacaciones de la manera más económica posible. Ese es el caso de la familia de Carmen y Oliva, dos hermanas de 75 y 78 años, que son las culpables de que la familia Cordón se reúnan todos los veranos desde hace unos años. «Antes cada uno de mis hijos se iba a veranear con su familia a cualquier lugar, Valencia, Madrid o las playas de Cádiz, pero la crisis ha hecho que nos podamos juntar todos durante unas semanitas ahora en verano», explicaba Carmen mientras apartaba un plato de arroz a una de sus nietas.

Una casa de campo en Mollina es el punto de encuentro perfecto para la familia Cordón, que durante el año no se puede ver mucho por motivos de estudio o trabajo, ya que parte de la familia vive en Málaga y algunos de los nietos estudian incluso fuera de Andalucía.

«La paella del mediodía se junta con la barbacoa de por la noche y pasamos un rato bastante agradable entre risas juegos, mucha música y diversión», cuenta Oliva.

En definitiva, las vacaciones en familia se están convirtiendo en la nueva forma de veranear de los españoles. Rebeca Muriana. Mollina

«Vinimos un año y nos gustó porque es totalmente distinto, es más tranquilo»

Muchas casas que un día cerraron sus puertas en la mayoría de los pueblos de interior, vuelven a abrirse en verano para convertirse en un destino de vacaciones. Y es que, una de las opciones que la crisis ha traído consigo es la de cambiar el hotel por las viviendas de familiares.

La familia de Rosa María Delgado es un ejemplo de ello. La casa de su tía, en Cañete la Real, les permite poder disfrutar de las vacaciones y escapar de las altas temperaturas que en la época estival registran los termómetros de Sevilla. «Vinimos un año y nos gustó porque es totalmente distinto, es más tranquilo y los niños lo pasan mejor. En sitios con mar la actividad se reduce a ir a la playa y a salir por las noches. Sin embargo, aquí salen, van de excursión por el campo y hay muchas actividades culturales aquí», explicó.

Después de 21 años como electricista, el marido de Rosa María está en paro desde hace unos meses, lo que imposibilita buscar un destino que suponga un desembolso mayor. «Mi hijo pequeño, Samuel, es quien más disfruta, porque aquí tiene más independencia. Estamos muy a gusto porque la gente es muy sociable. Además, hay tradiciones que en las grandes ciudades son poco usuales, como poder sentarte en la calle a tomar el fresco por las noches», concluyó. M. Guerrero. Cañete la Real